Ya hemos iniciado el santo tiempo de la Cuaresma, cuarenta días que culminan en la gran fiesta de la Resurrección de Cristo. A estas alturas, deberíamos de estar ya muy preparados espiritualmente para la gran celebración de la Pascua. Podríamos decir que no hay Cuaresma sin Pascua, ni Pascua sin Cuaresma.
Hace algunos años atrás antes de que fuera ordenado como sacerdote, durante una visita que hice a mi abuela en la ciudad de Washington, D.C., fui al edificio del “U.S. Capitol” en esa ciudad.