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Catholic News Herald

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garciaEs una de las jaculatorias que los cristianos católicos recordamos desde que éramos niños cuando la repetíamos después que el papá.

Pero casi siempre la mamá o la abuela hacían la invocación ante una necesidad, muchas veces material, y especialmente espiritual; acompañada siempre de esta otra: ‘Dulce Corazón de María’, y nosotros repetíamos: ‘sed la salvación mía’.

Estas jaculatorias se nos quedaron grabadas no solo en la mente, se quedaron grabadas muy profundamente en el corazón, porque es en el corazón donde deben estar las palabras que nos comunican con los sagrados corazones; entre ellos hay una comunión muy hermosa, es una comunión de corazones.

Con la repetición de estas jaculatorias nuestros padres nos iniciaron en una devoción muy sentida al Sagrado Corazón de Jesús y junto a él al de su Madre santísima. En este mes vamos a vivir con intensidad la devoción al Corazón de Jesús, devoción que ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia y que fue inculcada en casa por nuestros padres.

En la iglesia del pueblito donde vivíamos se nos enseñaba a meditar sobre el costado abierto, el corazón abierto de Jesús, de donde brotó sangre y agua y del cual nació la iglesia, y que se abrió como una puerta para entrar en el camino hacia el cielo. Corazón del que salió a torrentes el amor de Jesús por los hombres. Esta devoción está por encima de otras porque en ella veneramos el corazón del mismo Dios.

La devoción fue solicitada por el mismo Señor a Santa Margarita María Alacoque el 16 de junio de 1675 en Paray-Le-Monial, Francia, cuando le mostró su Corazón y le pidió que se estableciera la devoción a su Sacratísimo Corazón. La devoción, entonces, está dirigida al Señor mismo por el amor infinito que derrama sobre nosotros y que está herido por nuestras culpas, especialmente por las que se cometen contra la Eucaristía.

La oración de la Iglesia venera y honra al Corazón de Jesús, como invoca su Santísimo Nombre. Adora al Verbo encarnado y a su Corazón que, por amor a los hombres, se dejó traspasar por nuestros pecados.

Catecismo de la Iglesia Católica, 2669.

El Diácono Darío García es el coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Hickory.

Invocaciones al Sagrado Corazón de Jesús
Amor del Corazón de Jesús, abrásanos.
Caridad del Corazón de Jesús, derrámate en nosotros.
Fuerza del Corazón de Jesús, sostennos.
Misericordia del Corazón de Jesús, perdónanos.
Paciencia del Corazón de Jesús, no te canses de nosotros.
Reino del Corazón de Jesús, establécete en nosotros.
Voluntad del Corazón de Jesús, dispón de nosotros.
Celo del Corazón de Jesús, inflámanos.
Virgen Inmaculada, ruega por nosotros al Corazón de Jesús.
Amén.