Hay una realidad muy hermosa y tan digna de pensarse continuamente entre los cristianos que a veces, por distracción o ignorancia, no lo hacemos.
Me refiero a la naturaleza de nuestra Santa Madre Iglesia, la que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
Me comentaba un amigo mío que no es muy allegado a la Iglesia, a pesar de que siempre le he insistido que vaya, que en estos días ha sentido una grave necesidad de ir a la Misa y al no poder hacerlo le entra mucho temor y dolor por las tantas veces que él sabía que tenía que ir y no lo hizo, e incluso pudo hacerlo y se negó a lo que en conciencia sabía que tenía que hacer.