CHARLOTTE — Las últimas semanas de 2020 fueron particularmente tristes para la comunidad hispana residente en Charlotte. Tres personalidades, tres hombres muy representativos, líderes e imagen de la comunidad latina, fallecieron en la paz del Señor, dejándonos la tristeza de su partida pero también el consuelo que se encuentran gozando de la presencia de Dios.
Pedro Elguera, de 89 años, falleció la tarde del viernes 27 de noviembre de 2020 en su casa de Pineville en compañía de su amada familia.
Elguera, peruano de nacimiento, se instaló en Charlotte a inicios de los años ‘80, estableciendo luego un negocio de traducción e interpretación.
Por aquella época, nos recuerda Aura María Gavilán Posse, pionera radial de la ciudad reina, solo había un abogado de migración y Elguera, primer notario público hispanoparlante que conoció la periodista en Charlotte, asistía, sin brindar consejo legal, a las personas que buscaban su ayuda para llenar documentos de trámites migratorios.
Personalmente tuve la oportunidad de realizar una entrevista a Pedro Elguera cuando trabajaba para el periódico ‘El Progreso Hispano’, decano de la prensa en la región que dirige José Herrera.
Pocas personas sabían que, gracias a su robusto físico se convertiría en un reconocido luchador profesional que viajó por muchos países de América del Sur, Centroamérica, México y Estados Unidos.
Según refieren sus familiares le gustaba viajar. Fue un padre y abuelo devoto que asistió a todas las actividades escolares y extracurriculares, animando a la familia en cada evento. Era una persona amable y positiva, llena de alegría que hacía amigos con facilidad y gozaba recibiendo invitados en su casa.
“Dando una buena impresión, siendo colaborador, un ejemplo de honestidad y como hombre de familia, don Pedro realmente abrió puertas a la comunidad que llegó después que él. Dentro de su labor profesional ayudó a muchísima gente. Era muy amable, muy buena persona”, dijo Gavilán Posse al referirse a Pedro Elguera.
Le sobrevive su esposa de 49 años de casados, Viviana Emperatriz Elguera; sus dos hijas Vivian Mary y Maura Emperatriz. Sus hijos mayores Fátima Mercedes Elguera Alarcón, Pedro Martín Elguera Alarcón, María del Pilar Elguera Manríquez y Walter Alejandro Elguera Manríquez. Sus nietos, Alejandra Sarahi, Amando Josué, Julieta Esperanza, Lucien Concepción, Karla Geraldine, Guissella Paola, Rolando Miguel, Juana Rosa, Pedro Miguel y César Augusto. Así como numerosos bisnietos, tataranietos, sobrinos, sobrinas, ahijados y primos. Sus hijos Pedro Antonio Elguera Manríquez y José Rolando Elguera Manríquez junto con sus cinco hermanas Paula, Isabel, Rita Elena, Maruja y Felicita, le precedieron en la muerte.
Don Pedro Elguera, descanse en paz.
Daniel Hernández, detective retirado del Departamento de Policía de Charlotte Mecklenburg, falleció el 16 de diciembre en la casa hospicio Southminister en Charlotte, cuando contaba con 68 años de edad.
Hernández nació en 1952 en San Antonio, Texas, y sirvió en las fuerzas especiales del ejército norteamericano, retirándose después de 32 años de servicio.
Su afán por continuar dando lo mejor de sí por la comunidad lo llevó a enrolarse en el Departamento de Policía de Charlotte Mecklenburg, donde en los últimos años sirvió, además de sus labores de detective, como enlace con la comunidad hispana.
Hernández, quien en múltiples ocasiones me prestó su desinteresada colaboración en investigaciones periodísticas cuando laboraba en HOLA News, fue un aliado incondicional de la comunidad latina a través del programa ‘La Voz Latina’ de Latina 102.3 FM, que conduce Jorge Medina, personalidad radial de las estaciones de Norsan Media en Charlotte.
“Lo conozco desde 2002, desde que inició en Radio Líder. Nos hicimos amigos y más adelante tuve la oportunidad de compartir más con él en Latina”, dijo Medina.
En esa radio, los oyentes pudieron darse cuenta que la formación militar estricta del Oficial Hernández contrastaba con las opiniones más liberales de Medina.
“Teníamos criterios diferentes”, explica Medina, pero “a pesar de las diferencias compartimos muchas actividades”.
“La comunidad latina agarró confianza con él y le contaba sus casos y problemas. Él asistía resolviendo casos, siempre en defensa de la comunidad hispana si así lo ameritaba. La noticia de su muerte me afectó mucho, lo sentí como si se me hubiera ido un familiar”, señaló el locutor.
Por mi parte, puedo dar fe que el detective Hernández disfrutaba de su trabajo tanto como de ver un juego de fútbol americano con su equipo: Dallas Cowboys. También de su compromiso con la Iglesia Católica, especialmente con la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, a donde llevó a las autoridades policiales, acercándolas a la comunidad y brindando actividades de orientación y participación como los programas Cadete y Kids and Cops.
Alguna vez, en compañía de mi esposa y amigos fuimos honrados de ser recibidos en su casa, donde disfrutamos de una parrillada preparada por él mismo.
Le sobreviven su esposa Maritza Centeno Hernández; su hija, Johanna C. Hernández; sus hijos Erik y Daniel Joseph; sus hermanas Christina Tavera, Sylvia Molina, Itsy Andrew y Vicki Woodruff; sus hermanos David y José Hernández; nueve nietos y un bisnieto.
Oficial Hernández, descanse en paz.
A los 91 años, Luis Wolf falleció el 28 de diciembre de 2020 debido a complicaciones después de contraer COVID-19.
Don Luis nació en La Habana, Cuba, donde en 1960 se casó con Sara Hevia. En 1961 ambos arribaron a Estados Unidos en búsqueda de asilo político.
Después de residir brevemente en Miami, la pareja se trasladó a Raleigh, donde Luis Wolf había aceptado un trabajo como ingeniero civil.
En 1968, cuando las familias hispanas residentes en Charlotte podían contarse con los dedos de la mano, la familia se mudó a la ciudad reina, donde a Luis Wolf se le había ofrecido un trabajo como ingeniero en Duke Energy.
La familia Wolf tomó entonces parte activa de la naciente comunidad hispana y católica local.
En 1995, Luis Wolf asumió la dirección de ‘Comuniquémonos’, el suplemento en español de nuestra publicación, Catholic News Herald. El cargo lo mantuvo hasta que en 1999 se decidió su cierre por consideraciones económicas.
“Para mi Luis fue un gran ser humano, junto con su esposa Sara que le sobrevive”, dijo Cristóbal Morel, propietario del restaurante ‘Punta Cana’ en Charlotte. “Fue una de las primeras personas que tuve el honor de conocer cuando vine a este nuevo sitio hace trece años y, de verdad, me causaron mucha atención porque siempre estaban envueltos en actividades de la comunidad y la iglesia. Nos dió mucha tristeza saber de su fallecimiento. Personas como ellos son apreciadas por toda la comunidad”, añadió el empresario.
Luis Wolf deja a su esposa Sara, su hija Sara Stevens, a su nieta Jennifer Isrel y sus hijas Payton y Zoey de Phoenix. También le sobrevive su hermano Jorge E. Wolf y sobrinos.
Don Luis Wolf, descanse en paz.
— César Hurtado, Reportero
CHARLOTTE — Incluso durante la pandemia, los feligreses de la Diócesis de Charlotte continuaron apoyando a los ministerios y la misión de la Iglesia en el oeste de Carolina del Norte.
La Campaña de Apoyo Diocesano 2020 “Nuestra Fe en Acción” contó con el apoyo de 15.104 donantes que aportaron $ 6.43 millones, superando la meta de $ 6.2 millones en un 4%.
En general, el 23% de los feligreses registrados donaron un promedio de $ 408, frente a los $ 382 en la campaña de 2019. El 52% de las parroquias y misiones de la diócesis alcanzaron o superaron su meta.
Los feligreses de las 92 parroquias y misiones de la Diócesis de Charlotte financian la DSA, que apoya a más de 50 ministerios y programas que sirven a miles de personas. Particularmente, la DSA es una fuente de financiación importante para los programas de consejería, despensas de alimentos, apoyo del embarazo, reasentamiento de refugiados, ministerio de ancianos, Respeto a la Vida y otros programas de Caridades Católicas, así como los programas y ministerios del Vicariato de Educación.
Las parroquias que exceden su objetivo reciben los fondos adicionales que recaudan, mientras que las parroquias que no lo alcanzan compensan el déficit con sus presupuestos operativos.
Algunas de las 47 parroquias que recibirán reembolsos incluyen a la Iglesia San Luis Gonzaga en Hickory, que recibirá $ 4.195, y la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Lexington, que recibirá $ 15.385.
“Me gustaría agradecer a nuestros generosos feligreses por dar un paso adelante, en medio de esta pandemia, para ayudar a las personas necesitadas dentro de nuestra diócesis”, dijo el Padre Larry LoMonaco, pastor de la Iglesia San Luis Gonzaga. “Ahora, más que nunca, es esencial para nosotros ser faros de luz en medio de la oscuridad de nuestro mundo y maravillosos testigos de nuestra fe. Dedicar nuestros dones dados por Dios para ayudar al pueblo de Dios acumulará tesoros en el cielo, donde esperamos residir por la eternidad”.
El Padre LoMonaco señaló que el reembolso de DSA se utilizará para apoyar la formación de la fe y los programas de pastoral juvenil “porque son la generación futura de nuestra Iglesia Católica”.
El párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, Padre Ambrose Akinwande, afirmó que durante los últimos cinco años que ha estado en la parroquia, “la gente ha sido tremendamente generosa y solidaria con la Iglesia. Su compromiso con la gente de la diócesis es invalorable”.
En cuanto al reembolso de la DSA, dijo: “No hemos decidido realmente en qué se utilizará el dinero, pero estoy seguro que una parte se destinará a una nueva puerta de entrada a la iglesia y tal vez algunas reparaciones en el centro parroquial”.
Barb De Mase, directora asociada de desarrollo de la diócesis, expresó su profunda gratitud a todos los que apoyaron la DSA durante un año de desafíos.
“El año pasado no ha tenido precedentes y ha sido muy duro para muchos. Es maravilloso ver cuánta gente se ha unido para apoyar a otros a través de los programas y servicios de la DSA. ¡Gracias!” dijo.
La campaña 2020 continuó la tendencia de los fieles de la diócesis de alcanzar la meta anual cada año desde 2015.
— SueAnn Howell, Reportera senior