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Catholic News Herald

Serving Christ and Connecting Catholics in Western North Carolina

012921 semCHARLOTTE — La Diócesis de Charlotte ha sido bendecida con 41 hombres que actualmente estudian para el sacerdocio en cuatro seminarios.

Veintisiete están en el Seminario Universitario San José en Belmont. Diez estudian en el Seminario Mount St. Mary en Cincinnati, Ohio. Uno está terminando sus estudios en la Universidad Pontificia Josephinum en Columbus, Ohio, y tres estudian en la Pontificia Universidad Norteamericana en Roma.

Darren Balkey, feligrés de la Iglesia Sagrado Corazón en Salisbury, es uno de los estudiantes en el Seminario Mount St. Mary.
Para ayudar a los fieles de la diócesis a conocerlo y saber cómo se ha desarrollado su vocación a medida que avanzaba en su discernimiento, Catholic News Herald recientemente le pidió a Balkey que conversara sobre su camino hacia el sacerdocio:

CNH: ¿Cuándo escuchaste por primera vez el llamado a la vocación sacerdotal?

Balkey: Mi primer llamado sacerdotal fue cuando comencé a servir en Misa, alrededor de los 9 años. Me era muy natural querer estar cerca de la Palabra de Dios y del altar durante la Santa Misa. A lo largo de los años, ese deseo de estar cerca de Dios y llevarlo a otros se mantuvo.

CNH: ¿Con quién hablaste por primera vez sobre tu vocación?
Balkey: Con el sacerdote que era mi director espiritual en ese tiempo.

CNH: ¿Que tipo de consejo te dió?

Balkey: Fue muy paciente pero firme conmigo en la universidad. Cuando finalmente dejé que Dios comenzara a abrir la puerta de la vocación, le envié un correo contándole lo que estaba pasando en mi vida de oración y mis pensamientos. Él respondió: “¡Bueno, ya era hora!” Me reí cuando lo leí y supe que mi correo también lo había hecho reír. Eso era lo que necesitaba, porque mis propias expectativas eran mucho menores que el plan de Dios.

CNH: ¿Cómo lograste discernir tu posible vocación?

Balkey: Mi vocación cobró vida durante mis estudios en Belmont Abbey College. Muchas horas en la Capilla de Adoración San José en el campus y la basílica de la

Abadía sentaron una base sólida. También hice retiros con comunidades benedictinas y franciscanas.
Inmediatamente después de graduarme, comencé a trabajar en un centro de salud conductual. Allí, trabajé en un rol de tutela, y probablemente mucho como el humilde

San José, ¡me sentí muy incapaz! Los jóvenes a los que servía estaban muy necesitados de un padre verdadero y amoroso, como solo el Padre Eterno puede ser. Esa experiencia dio al sacerdocio a una luz asombrosa. Mi hambre por los sacramentos, la oración y las Escrituras se volvió voraz. Sabía que cualquier cosa que no fuera servir a Dios me dejaría vacío.

CNH: ¿Cuándo y cómo contactaste la Oficina de Vocaciones de la diócesis?

Balkey: Inicié el contacto con el padre Christopher Gober en el verano de 2015, cuando me inscribí en los Días de Quo Vadis (el campamento de discernimiento de verano de la diócesis para hombres jóvenes). Ese octubre, me ayudó en el proceso de solicitud de seminarista, que terminé en abril de 2016.

CNH: ¿Cuándo ingresaste al seminario por la diócesis?

Balkey: Fui aceptado el 10 de mayo de 2016, y comencé mi formación en agosto de ese mismo año.

CNH: Cuéntanos sobre el tipo de cosas que has estado haciendo desde que comenzó tu proceso de discernimiento durante tu estadía en el seminario.
Balkey: Llevo un tiempo rezando el Ángelus diariamente. La Encarnación es clave para un católico y me encanta hacer una pausa para meditarla en mi día. La Liturgia de las Horas, que distribuye los salmos a lo largo de la rutina diaria de la Iglesia, es una raíz importante. La Santa Misa es el punto de encuentro de la Iglesia Universal y de la comunidad del seminario, y eso me ayuda a recordar de reunir y presentar todas mis intenciones, ansiedades y prioridades al Señor.

El pasado 23 de noviembre recibí una comisión oficial como alférez en el Programa de Candidatura a Capellán de la Reserva de la Marina de los Estados Unidos. El Pueblo de Dios en Charlotte sin duda se beneficiará de mi sacerdocio, y también me estoy poniendo a disponibilidad para servir como capellán naval para el personal militar y sus familias. Mis primeros años de servicio sacerdotal serán en la Diócesis de Charlotte, después de lo cual podré recibir una asignación a comandos de la Marina de los Estados Unidos, el Cuerpo de Marines o la Guardia Costera. Estoy emocionado de ver cómo tanto la parroquia civil como el entorno militar pueden enriquecer las formas en que sirvo a los fieles. El Obispo Jugis ha sido amable y generoso al permitirme seguir este ministerio sacerdotal.

CNH: ¿Qué consejo le darías a un hombre que discierne su llamado al sacerdocio?
Balkey: Los santos son como fichas de dominó: ponen a los demás en movimiento. ¡Acude a los santos e implora su ayuda! Los santos que más he llegado a amar trabajaron duro para ser (y encontrar) tremendos amigos. Empieza siendo ese tipo de persona haciendo algo pequeño -el rosario, la misa diaria, etc.- y compartiéndolo con tus amigos. Ya sea que seas llamado al sacerdocio, a la vida religiosa o al matrimonio, eso quedará claro por la intercesión de los santos.

CNH: Mirando hacia atrás en tu período de discernimiento a lo largo de los años, ¿qué crees que te ha ayudado más a discernir la voluntad de Dios para tu vocación al santo sacerdocio?
Balkey: Primero, pasar tiempo en silencio. En segundo lugar, la verdadera amistad con Jesús, los santos, muchos buenos sacerdotes y mis hermanos seminaristas, han sido clave para mi discernimiento. Entrevisté al Padre Tom Kessler (pastor de la Iglesia St. Philip the Apostle en Statesville) para un trabajo de clase. Los hombres, me explicó, a menudo van al seminario para tratar de crecer, ser lo suficientemente inteligentes y santos para ser sacerdotes. Sacudió mi mundo cuando me desafió a pedirle a Dios lo contrario: “¿Soy lo suficientemente pequeño, como la Santísima Madre, para decir ‘sí’ y dejar que Él me haga Su sacerdote?”
— SueAnn Howell, senior reporter

¿Te está llamando Dios?

Si crees que Dios puede estar llamándote a una vocación como sacerdote o religioso, la Diócesis de Charlotte tiene recursos para ayudarte!

Visita www.charlottediocese.org/vocations para obtener más información y conectarte con alguien que pueda responder tus preguntas y darte orientación sobre el discernimiento.

CIUDAD DEL VATICANO — Se ha pedido a los sacerdotes que tomen precauciones especiales contra el Coronavirus este año cuando distribuyan cenizas el 17 de febrero, Miércoles de Ceniza, incluyendo el rociar cenizas en la parte superior de la cabeza de las personas en lugar de usarlas para hacer la cruz tradicional en la frente de las personas.

Una nota acerca de la “distribución de cenizas en tiempo de pandemia” de la Congregación del Vaticano para el Culto Divino y los Sacramentos fue compartida el 21 de enero con los sacerdotes de la Diócesis de Charlotte.

La nota instruye a los sacerdotes a decir “la oración para bendecir las cenizas” y luego rociarlas “con agua bendita, sin decir nada”.

“Luego se dirigirá a todos los presentes y sólo una vez dirá la fórmula, tal como aparece en el Misal Romano, aplicándola a todos en general: ‘Arrepiéntanse y crean en el Evangelio’ o ‘Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás’. A continuación, el sacerdote se limpiará las manos, se pondrá una mascarilla y distribuirá las cenizas a los que se acerquen a él o, si procede, se dirigirá a los que están parados en sus lugares. El sacerdote tomará las cenizas y las esparcirá sobre la cabeza de cada uno sin decir nada”.

Además de los sacerdotes, los diáconos y ministros laicos delegados también podrán distribuir cenizas de manera similar.

La práctica habitual el Miércoles de Ceniza es repetir la fórmula: ‘Arrepiéntete y cree en el Evangelio’ o ‘Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás’ a cada persona mientras las cenizas se esparcen en la parte superior de su cabeza o se frotan en su frente.

Rociar cenizas en la parte superior de la cabeza de las personas, en lugar de marcar la frente con cenizas, es práctica habitual en el Vaticano e Italia. Dada la propagación del Coronavirus, la práctica tiene la ventaja de no requerir que el sacerdote toque a varias personas.

El Miércoles de Ceniza marca el comienzo de la Cuaresma y es día sagrado de ayuno y abstinencia. Las cenizas son un antiguo signo bíblico de demostración externa de arrepentimiento por nuestros pecados y un recordatorio de nuestra mortalidad.

En este Miércoles de Ceniza, la obligación de asistir a Misa permanece suspendida para todos los católicos de la diócesis, y se pide a las personas que ejerzan su juicio prudente al decidir si asistirán a Misa. Se recomienda encarecidamente a las personas enfermas o vulnerables a la infección que se queden en casa y asistan a

Misa virtualmente por televisión o transmitida en vivo online. (Una lista de Misas online disponibles se encuentra en la página 4).

La dispensa de la Misa no elimina la obligación de santificar el día del Señor. Procure abstenerse de trabajar, dedique tiempo a la oración individualmente y en familia, y extienda la caridad a los demás. Si no puede asistir a Misa, se le anima a realizar una comunión espiritual.

— Servicio Catololico de Noticias. Contribuyó Patricia L. Guilfoyle, editora