Estamos por celebrar el 15 de agosto la fiesta de la Asunción de Nuestra Madre a los cielos. Y quiero mencionar que hay dos fechas en el calendario de la Iglesia Universal que marcan todo el esplendor espiritual de María, el comienzo y el final de toda su existencia en esta Tierra: la Inmaculada Concepción y la Asunción al cielo.
San Ignacio es uno de esos santos que a mí me dan mucha esperanza. Bautizado como Íñigo, nació en el castillo de Loyola el 23 de octubre de 1491. Tras quedar huérfano a los 16 años, rodeado de la realeza española, aprendió el arte de las armas y su valentía le llevó a convertirse en oficial del ejército del rey de España.