El 31 de enero, la Iglesia celebra la fiesta de San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud.
San Juan Bosco, educador excepcional, presbítero y fundador de la Sociedad Salesiana y del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, Italia, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana.
Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus amigos, para quienes organizaba juegos que interrumpía al tañido de las campanas para llevarlos a la iglesia.
Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.
A los nueve años, el pequeño Juan tuvo un sueño en el que vio una multitud de niños que peleaban entre ellos y blasfemaban. Él trató de hacerlos callar a golpes, pero de pronto apareció Jesús y le dijo que debía ganarse la confianza de los muchachos con mansedumbre y caridad. A continuación, el mismo Cristo le mostró a quien sería su maestra en esa tarea: la Virgen María. Entonces, la Madre de Dios, María Auxiliadora, le indicó que mirara hacia donde estaban los muchachos. Lo que vio esta vez fue a un grupo de animales salvajes que empezaron a transformarse en mansos corderos. En ese momento, la Virgen le susurró estas palabras: “A su tiempo lo comprenderás todo”.
Su programa, o mejor dicho, su pasión, era la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados.
Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco, así se lo llamaba y se lo llama familiarmente, tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio.
Con la ayuda de su madre, Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como método preventivo y basada en la religión, la razón y el amor.
La práctica del método preventivo se basa en las palabras de San Pablo que dice: la caridad es benigna y paciente; sufre todo, espera todo, soporta todo (Corintios 13:4-7).
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y las Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas).
Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la buena prensa.
Fue un santo risueño y amable, se sentía sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros. Buen polemista contra la secta de los Valdenses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores”, escribió, “pero respetamos siempre a las personas”.
San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío XI en 1934.
— Condensado de Aciprensa y Catholic.net