‘No tengan miedo’
Los oficiales de la policía de Charlotte-Mecklenburg y 200 miembros de la comunidad inmigrante se reunieron el 6 de febrero en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe para una conversación sobre la policía local. (César Hurtado | Catholic News Herald)
CHARLOTTE — Líderes eclesiásticos y laicos de toda la Diócesis de Charlotte están brindando apoyo espiritual y orientación práctica a los inmigrantes preocupados por ser detenidos por las acciones de cumplimiento de inmigración prometidas por el presidente Donald Trump.
Hasta ahora, los operativos de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) no se han materializado localmente, y la mayoría de los pastores informan pocos cambios en la asistencia a Misa. Sin embargo, más de una docena de sacerdotes, trabajadores de Caridades Católicas y del Ministerio Hispano entrevistados dicen que los inmigrantes y sus familias viven con miedo, evitan viajar cuando no es esencial y toman medidas para protegerse, como investigar sus derechos, buscar un estatus documentado y orientar sus gastos hacia la reparación de sus autos para no atraer a la policía con problemas mecánicos.
En todo el país, algunos inmigrantes están faltando al trabajo o a la escuela cuando la actividad de ICE parece cercana, según informan los medios. Localmente, incluso los inmigrantes que son ciudadanos naturalizados llevan sus documentos oficiales a todas partes. Sacerdotes en las áreas de Charlotte y Greensboro están asesorando a los padres que luchan por explicar a sus hijos la amenaza potencial sin traumatizarlos.
“Muchas personas tienen miedo, especialmente los niños que se preguntan qué pasaría si ICE se lleva a su mamá o papá, o a ambos juntos”, dijo el Diácono Enedino Aquino, coordinador del Ministerio Hispano de la Vicaría de Greensboro.
Entre otras medidas dirigidas a los inmigrantes, la administración de Trump rescindió una política de larga data que restringía el cumplimiento de inmigración en “lugares sensibles” como iglesias, escuelas y hospitales.
Aun así, los inmigrantes están recurriendo a la Iglesia en busca de apoyo. Y ella está respondiendo.
En Charlotte, una parroquia predominantemente hispana organizó recientemente una charla con oficiales de la policía de Charlotte-Mecklenburg para inmigrantes. Otras parroquias están ofreciendo seminarios sobre “Conozca sus derechos”. Los rumores están extendidos, advirtiendo falsamente sobre redadas pendientes y contando historias de crímenes contra los inmigrantes. El sacerdote de una parroquia de las montañas llamó a los departamentos del sheriff de varios condados para preguntar sobre sus políticas. Otro se comprometió a “defender” a las familias de su parroquia “hasta las últimas consecuencias”.
“Estamos aquí para ayudarles, no para hacerles daño”, dijo la oficial de CMPD Verónica Cruz a los más de 200 inmigrantes que se reunieron el 7 de febrero en la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe para conocer más sobre la policía local.
Ella señaló que un alarmante porcentaje de los robos son cometidos contra los hispanos y que Charlotte ha visto una disminución notable en los informes de crímenes, ya que muchos hispanos temen que su estatus migratorio pueda ser cuestionado si llaman a la policía.
El Padre vicentino Marvin Navas presentó a los cinco oficiales de policía en el evento como “amigos” de la comunidad e instó a la multitud a orar por ellos porque sus deberes diarios implican peligro.
“Vine con miedo, y me voy más tranquilo”, dijo Dilman, un feligrés de Guatemala que solo dio su primer nombre, después de la presentación.
“Estoy satisfecho con las respuestas que nos dieron”, dijo Juan Esteban Tirado, también presente. “Ahora, como dicen, sin miedo ni preocupación, llevaré esta información a mis amigos y familiares”.
‘Recibiendo al extranjero’
A lo largo del país, la Iglesia está desafiando políticas y proporcionando consejos prácticos a los inmigrantes.
De costa a costa, los obispos católicos se han pronunciado en contra de la deportación masiva y la persecución en áreas sensibles para los operativos migratorios.
“Estamos con ustedes”, dijo el obispo de Charlotte, Michael Martin, en un mensaje a los inmigrantes días antes de la inauguración. “No tengan miedo.”
En un otro mensaje, el 5 de febrero, el Obispo Martin y el Obispo de Raleigh, Luis Zarama, publicaron una declaración conjunta, diciendo: “Nuestras oficinas de Caridades Católicas están listas para ayudar con alimentos y otras necesidades básicas para todas las familias. Como católicos, abogamos por el reconocimiento de que los inmigrantes, como miembros de la familia humana de Dios, merecen y deben recibir la dignidad adecuada como nuestros hermanos y hermanas en el Señor. Jesús mismo fue refugiado y nos enseñó a dar la bienvenida al extranjero y a darnos cuenta de que, al recibir al extranjero, estamos recibiendo al mismo Cristo”.
Los líderes eclesiásticos tienen cuidado de afirmar el derecho del gobierno a regular sus fronteras y controlar la inmigración y dicen que no aprueban ni asesoran a nadie para que rompa la ley. Pero los obispos también han implorado al gobierno que respete la libertad religiosa, mantenga a las familias unidas y, como enseña la Iglesia, siempre defienda los derechos humanos y la dignidad de cada persona.
El propio Papa Francisco se ha pronunciado repetidamente sobre el tema. Si bien cada nación tiene derecho a defenderse y mantener sus comunidades a salvo, dijo en una carta a los obispos de Estados Unidos emitida el 11 de febrero, “el acto de deportar a personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por razones de extrema pobreza, inseguridad, explotación, persecución o grave deterioro del medio ambiente, daña la dignidad de muchos hombres y mujeres, y de familias enteras, y los coloca en un estado de vulnerabilidad y desamparo particular.”
Los funcionarios de la administración Trump han chocado abiertamente con los obispos de Estados Unidos, cuestionando sus motivos y amenazando con recortar los fondos federales a Caridades Católicas por su servicio a los refugiados legales traídos al país por el gobierno norteamericano. A pesar de la desinformación que causa confusión, los fondos de la Iglesia no se utilizan para facilitar la inmigración de personas que llegan al país sin la aprobación del gobierno.
Sin embargo, sin importar el estatus legal de la persona, la Iglesia proporciona los sacramentos, así como asistencia humanitaria en sus despensas de alimentos, roperos y otros servicios.
Dentro de las iglesias, el clero de toda la diócesis está expresando apoyo desde el púlpito y de otras maneras. Un pastor de Mooresville es uno de los que compartió palabras de aliento en el boletín de su iglesia.
“Este (boletín) y la carta de los obispos ha traído algo de alegría a la gente”, dijo la coordinadora del Ministerio Hispano Ibis Centeno, “porque sienten que hay algo de solidaridad”.
El Padre Peter Ascik, que pastorea una iglesia de 400 familias, aproximadamente la mitad de ellas hispanas, dijo: “He escuchado ansiedad e incertidumbre sobre lo que va a pasar y quién será el objetivo. Están particularmente preocupados de que las personas serán detenidas en la iglesia, o tratando de llegar a la iglesia, y pueden tener miedo de venir a los eventos de la iglesia por ese riesgo”.
Eso es preocupante, dice el Padre Ascik, porque “la Iglesia Católica afirma que, tanto si están documentados como si no, los migrantes tienen derecho a recibir cuidado espiritual sin miedo y que se respete la integridad de su familia”.
El Padre Ascik considera un privilegio servir a la comunidad inmigrante. “He llegado a conocer que son personas trabajadoras, llenas de fe y orientadas a la familia. Son una parte vital de nuestra parroquia, y muchos han estado contribuyendo a nuestra comunidad local durante años”.
Las iglesias también están compartiendo consejos prácticos:
- Mantenga su coche en buen estado de funcionamiento.
- Asegúrese de que la matrícula esté al día.
- No exceda los límites de velocidad y obedezca todas las señales de tráfico y leyes.
- Lleve su identificación en todo momento. La policía recomienda el pasaporte.
- Designe un lugar de reunión familiar y tenga un plan en caso de que alguno de ustedes sea detenido.
- Sea cortés si es detenido por la policía.
“Sé que hay mucho estrés cuando alguien es detenido por la policía”, dijo el oficial Claudio Jiménez a los visitantes en Nuestra Señora de Guadalupe. Pero señaló que las paradas de tráfico también son estresantes para la policía, porque nunca saben lo que pueden encontrar.
“No somos ICE”, dijo Jiménez. La policía de Charlotte-Mecklenburg no actúa como agentes de inmigración y no está obligada a ayudar en operaciones federales.
“No detenemos a las personas por no tener licencia de conducir, pero necesitamos identificarlas”, explicó.
San Pedro, la parroquia activa más antigua de la diócesis, opera un robusto ministerio de justicia social que incluye apoyo y asistencia a refugiados legales, pero también aboga por el trato humano de los inmigrantes indocumentados.
“Sabemos que es un momento difícil y estamos aquí para ayudar a la gente porque las ramificaciones de esto son enormes”, dijo el Padre jesuita Tim Stephens, párroco. “Leemos las historias horrorosas e intentamos averiguar cuál es nuestro papel en todo esto, y diría que probablemente es ayudar donde podamos, incluso si es solo tomarle la mano a alguien mientras la justicia o lo inevitable sigue su curso”.
— Liz Chandler. César Hurtado, Lisa Geraci y OSV News contribuyeron.