Todos los Santos: El primero de Noviembre se recuerda a todos los que murieron en santidad y cuyas vidas quedaron en el anonimato de la sociedad humana, pero no así para Dios quien conoce todo secreto (Jer 17, 10). Los santos conocidos son algunos cuantos cuyas imágenes aparecen en algunos templos y que la historia dice quiénes fueron y cómo pusieron en práctica el mensaje del evangelio.
Estos santos, conocidos y desconocidos siguen formando parte de la Iglesia, pero como dice el catecismo, es la “Iglesia Triunfante.”
Los Fieles Difuntos: El día dos de Noviembre, se recuerda a todos los fieles difuntos, es decir todos los que siendo parte de la Iglesia Peregrina o “Militante” en este mundo, ahora forman parte de la Iglesia en purificación (purgatorio). De ahí que se diga “Iglesia purgante”. De modo que la Iglesia Peregrina, Purgante y Triunfante es el Cuerpo Místico de Jesucristo. A esto se le conoce como “la Comunión de los Santos,” es decir hay una comunicación que beneficia a unos y a otros: los peregrinos luchan por su propia santificación e interceden por los que se van y los que se van interceden por los que se quedan. Esta realidad encuentra su máxima expresión en la Santa Misa.
Halloween: Ahora bien, ante esta doble celebración cristiana, aparecen dos celebraciones provenientes del mundo pagano. La primera, la celebración de Halloween, la que en sus orígenes hacía alusión a los difuntos. Pero con el paso del tiempo poco a poco fueron desapareciendo los pocos elementos cristianos que tenía y se hizo más énfasis en los elementos del mundo de las tinieblas. Esto se manifiesta en los disfraces, los cuales entre más horrorosos sean más llamativos e interesantes resultan.
¿Qué decir al respecto? Que hay que continuar promoviendo las iniciativas que algunos grupos parroquiales están llevando a cabo. Disfrazarse sí, pero no de brujas o demonios, sino de personajes que dignifiquen y eleven e inviten a ser mejor. Como católicos, que mejores personajes que los que lucharon por el bien último de sí mismo y de los demás. Estos son los Santos y Santas antes mencionados. En esto no solo hay que disfrazarse del santo o santa, sino estudiar la vida del personaje subrayando lo que hizo para vivir en santidad y luchar por seguir sus pasos. Ya en algunos lugares se están haciendo concursos y premian a los mejores exponentes.
“La santa muerte” no es una celebración, sino una creencia que consiste en darle culto a la así llamada: “La santa muerte.” Aquí no se trata de luchar y prepararse para cuando llegue la hora tener una muerte santa. Se trata más bien de una superstición, que en este caso se manifiesta dando características humanas y divinas a un fenómeno tan natural como la muerte, que no es ni una persona ni siquiera una cosa o fuerza. Podríamos definirla simplemente como el término de la vida.
¿Qué actitud tomar ante esta superstición? Acercarse a su parroquia para estudiar y conocer la Palabra de Dios mediante un curso bíblico. Si no existe, hay que organizar uno hablando con los encargados de la comunidad. Hay que saber que la ignorancia religiosa es la causa fundamental por la que el catolicismo se ha vuelto “light” y desnutrido, después vienen las consecuencias, (Os 4, 6). Por consiguiente, las doctrinas extrañas hacen sus estragos en la gente de buena fe. Ya lo dice el refrán: “El que no conoce a Dios, a cualquier mono se le hinca” (Jn 4, 22a).
El Padre Gabriel Carvajal-Salazar es el Vicario Parroquial de la Iglesia de St. Gabriel en Charlotte.