Todos los días Dios nos da grandes oportunidades de poder reencontrarnos con su gracia y estar atentos a un sinfín de bendiciones y dones que Él nos quiere dar para alimentar nuestro espíritu, reanimar nuestro llamado y confortar nuestras almas en nuestro camino de fe.
Lamentablemente no siempre estamos atentos y no somos capaces de aprovechar tan bellas oportunidades para que nuestro compromiso cristiano se vea constantemente fortalecido y renovado. Quizás las vidas tan activas que llevamos nos desconectan constantemente para poder ver con claridad esas pequeñas luces que
Dios nos envía diariamente quizás a través de un buen pensamiento, una buena intención que sentimos en el corazón, un recuerdo agradable, un mensaje positivo que nos llegó, una conexión inesperada con alguien más, una invitación a escuchar una reflexión, la invitación a la oración, etc. Por el contrario, las ocupaciones y miles de responsabilidades que tenemos apagan la posibilidad de alimentar nuestro espíritu.
Hoy María rompe ese esquema y vive la gracia actual en su humilde corazón al responder la invitación llegada de Dios a dar lo mejor de sí al visitar a su prima Isabel. Sin excusas, y a pesar de la larga caminata, responde con grande alegría al mensaje del Ángel. María supo aprovechar cada oportunidad, cada rayo de luz que le inspiraba a sacar lo mejor de sí para el bien común.
Vivimos en una sociedad llena de tantos prejuicios e ideas preconcebidas, que cuando nos llega la invitación a hacer la diferencia por el bien común tiene más peso nuestro prejuicio y no nos permite actuar de la manera como actúa María, y de esta manera estancamos la gracia actual.
Si todos pudiéramos aprovechar esos bellos momentos de luz que Dios nos manda, ponte a pensar el tiempo de calidad que pasarías con tus seres más allegados a ti: tu cónyuge, tus hijos, tus hermanos, tus padres. Piensa en el tiempo que ya no perderás con tus aparatos electrónicos y pondrás ese tiempo al servicio de los demás llevando comida o haciendo un favor a alguien, teniendo una conversación positiva con alguien, aunque sea por teléfono, sonriendo a alguien. Ponte a pensar cuan profunda sería nuestra vida de oración y cuantos vicios y adicciones ya habríamos vencido. Si fuéramos capaces de aprovechar cada oportunidad que el cielo nos manda, nos iríamos a la cama sabiendo que ese día le alegraste el día a alguien que estaba deprimido, a alguien que le faltaba una mano amiga o a un enfermo que visitaste. Cuando somos capaces de aprovechar cada momento de luz transformamos el mundo igual que María y no solamente alimentamos nuestro espíritu con valores evangélicos, sino que también nos convertimos en fermento de esperanza en una sociedad donde muchos sufren la indiferencia de los demás. Permitamos que esta fiesta Mariana y, a través del ejemplo de María, sea un nuevo comienzo, una nueva oportunidad a ser cristianos que alegramos el corazón con quienes nos relacionamos.
Piensa por un instante todos los dones y gracias que están reservadas para ti, si eres capaz de estar atento a la invitación de hacer la diferencia en ti y en los demás.
Juan Antonio Garcia es coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Asheville.