Con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como patrón de la Iglesia Universal por el Papa Pío IX, el Papa Francisco proclamó una celebración de un año dedicada al padre adoptivo de Jesús.
Poco sabemos de San José, la Biblia lo menciona pocas veces y la última vez es cuando Jesús se pierde de sus padres y es encontrado en el templo de Jerusalén.
Pero lo que sí sabemos con certeza es que era del linaje del rey David, era el esposo de Santa María, Madre de Dios y, por consiguiente, padre de crianza o adoptivo de Jesús. Su profesión carpintero, y la Biblia nos dice de una manera muy especial que era un hombre justo, en otras palabras, era un hombre que estaba abierto a todas las cosas que Dios quería que hiciera por Él.
José se hizo santo aceptando totalmente la voluntad de Dios. Pero hay tantas cosas más de él que quisiéramos saber: ¿cómo era la vida de él cuando se tuvo que ir a Egipto?, ¿qué tipo de conversaciones tenía con su hijo mientras trabajaban juntos lado a lado? Poco se sabe de él, pero ese poco es más que suficiente para saber todo sobre él.
Las devociones por San José son bien profundas. Él es el patrón de los papás, de los trabajadores, patrón de la Iglesia Universal y el patrón de la muerte feliz, ya que la tradición nos dice que cuando murió, Jesús y María estaban con él, posiblemente antes que Jesús empezara su ministerio público (Lucas 2:41-51).
San José tenía muchas virtudes: él fue santificado antes de nacer, el más puro y santo de todas las criaturas después de ella, María, especialmente para poder ser el esposo de la Virgen.
Él fue liberado del pecado original inmediatamente después de haber sido concebido. La doctrina nos dice que San José nació sin pecado original. San José era libre de la concupiscencia, que significa la rebelión de nuestros apetitos sensitivos, pasiones y emociones descontroladas. Esto significa que, en vez de ser llevados por la razón, somos llevados por la pasión o apetitos. Esto nos lleva a inclinarnos hacia el pecado.
San José había hecho promesa de virginidad. San Francisco de Sales, doctor de la iglesia, nos dice que los dos, la Virgen María y San José, habían hecho votos de virginidad para todas sus vidas. San Jerónimo también nos dice que no sólo la Virgen María, sino también San José.
Santo Tomás de Aquino también nos dice que cómo la mujer mas santa y virgen, le da la mano en casamiento a San José, si ella había hecho votos de virginidad.
Y la respuesta es que la Virgen María, antes de casarse con San José, había sido certificada por Dios. Y San José había hecho los mismos votos de virginidad perpetua. Él era libre de toda tentación y de apetitos de la carne.
¡Qué gran virtud la de la castidad!, que es la renuncia a todo placer sexual. Otras palabras asociadas a esta virtud son pureza, honestidad, honra, continencia, virginidad.
Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios (Mateo,5:8). Que el ejemplo de vida de San José nos ayude a ajustar nuestra inteligencia y voluntad a las exigencias de la santidad de Dios.
Que así sea.
El Diácono Sigfrido Della Valle es coordinador del Ministerio Hispano del vicariato de Smoky Mountains.