Queridos hermanos y hermanas,
He recibido varías preguntas acerca de nuestras reuniones de grupos en los movimientos apostólicos. Se que muchos están ya ansiosos de poder reunirse y seguir todo normal. Algunos me dicen que tienen una comunidad pequeña y que son más o menos diez personas las que se reúnen, otros me han dicho que ya el párroco dio permiso y los más atrevidos piensan que están bajo la protección de Dios y no les pasará nada.
Yo creo que es mejor aplicar la prudencia en este momento y no precipitarnos a reunirnos ya. Pienso que es mejor esperar un poco más y seguir unidos en la oración.
Ayer me llegó una foto de una tienda comercial que reabría sus puertas con muchas ofertas para atraer gentes y me dio tristeza ver la fila de gente que había para entrar, mucha de esta gente estaba sin cubre bocas. Pienso que si no ejercitamos la prudencia y las medidas sanitarias, en poco tiempo vamos a volver al mismo estado de antes y tendremos que estar encerrados por más tiempo.
En estos días, siento que deberíamos hacer conciencia de la realidad que estamos viviendo, saber que es una gran alegría volver a la iglesia pero en una nueva realidad, es decir, tomando las debidas precauciones y la sana distancia hacia los demás. Tenemos que respetar al otro. Aquí no se trata de evitar el saludo sino de responsablemente no saludar por amor al prójimo, o hacer un signo que indique el saludo sin tener que tocar.
Tenemos que darnos cuenta de que si vamos a salir, debemos estar lavándonos las manos frecuentemente, no como una manía sino como un medio muy responsable para cuidarme y cuidar a la familia. Tengo que concientizar a todos los de mi casa que el cubre bocas es un servicio de caridad al prójimo y un medio de protección para nosotros. Tenemos que llevar nuestro gel antibacterial y darnos cuenta de que estamos expuestos todos al virus.
A los que dicen que todo va a estar bien y que Dios los protege, yo les pido que utilicen la sana razón (dada por Dios), ejerciten la prudencia y sean obedientes a las recomendaciones que nos da el sector salud. En tiempos del éxodo,
Dios mandó a Moisés a poner un palo alto con una serpiente para que quien fuera mordido por la serpiente solo mirara a este signo y quedaría curado. Prudentemente, ellos obedecieron y quedaban curados. De la misma manera hoy tenemos que obedecer las reglas sanitarias y no pensar que Dios nos protegerá cuando no estamos siguiendo las normas que se nos están dando.
Gracias a Dios las Misas ya se están abriendo y con gusto puedo ver que la gente va regresando a la Santa Misa. Por favor, manténte en familia y saluda a los demás solo de lejos. Sé firme en hacerle ver a los demás de que es mejor estar lejos por el momento y no dejar que la amistad rompa nuestra vigilancia de cuidado. Cuida a tus niños y procura, dentro de lo posible, que no anden tocando todo. Si ya entienden, edúcalos en la nueva realidad y hazles ver que por el momento es bueno esperar un poco para poder volver a jugar como antes lo hacían.
Es un servicio de caridad lo que vamos a estar haciendo y vendrá en beneficio de todos nosotros en poco tiempo, si con prudencia, obediencia, solidaridad, responsabilidad y mucho amor nos cuidamos unos a otros.
No nos descuidemos en este momento crítico, ayudemos lo más que podamos a que volvamos a la normalidad en unos pocos meses.
Dios los bendiga y los proteja.
El padre Julio Dominguez es director del Ministerio Hispano de la Diócesis de Charlotte.