La Consagración de la Familia o de cada persona al Inmaculado Corazón de la Virgen María es medio eficaz para la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
Jesús le dio a San Juan, al pie de la Cruz, su más precioso tesoro: su Madre, la siempre Virgen María. Le dice: “Ahí tienes a tu Madre”. ¿Por qué Jesús hizo esto unos instantes antes de morir? Porque la amaba profundamente. Porque ese hijo, quien representaba a la Iglesia, la necesitaba para crecer en perfección cristiana y en la batalla contra el demonio, el mundo y la carne.
¿Qué hizo San Juan? “Desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa”. En la intimidad de su corazón la hizo partícipe de toda su vida. ¿Qué debemos hacer, entonces, todos nosotros y nuestras familias? Lo mismo que hizo San Juan, acoger la Virgen Santísima en nuestras casas, en nuestros corazones. Reconocer la necesidad de que cada familia viva dentro del Corazón Inmaculado de María para así recibir la protección contra el demonio, el mundo y la carne que, Ella como Madre, quiere y puede ejercer.
“La victoria, será alcanzada por María. Cristo vencerá por medio de Ella, porque Él quiere que las victorias de la Iglesia en el mundo contemporáneo y en el mundo del futuro estén unidas a Ella” (San Juan Pablo II, Cruzando el Umbral de la Esperanza).
¿Hacia dónde nos llevará el Corazón Inmaculado de María? Al Corazón de Jesús, su hijo, para vivir en una Comunión de Corazones. Nos introducirá y nos mantendrá en el estilo de vida que asegure que estemos caminando de acuerdo a los designios y voluntad del Corazón de Jesús. “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” (Juan 14: 15). Nos llevará a la Eucaristía, a los Sacramentos, al amor y obediencia a la Iglesia, a la reparación y expiación de nuestros pecados y los del mundo entero y a la perfección de la vida cristiana. Nos llevará a la unidad en el amor y hará de nuestra familia una escuela de amor.
La unión de los Corazones de Jesús y María, junto con la participación de San José, constituyó la Sagrada Familia. Una familia será santa si cada uno de sus miembros honran, contemplan, obedecen y sirven a los dos Corazones.
Para llegar a la Consagración se vive el retiro personal y familiar de los “33 días hacia un gloriosos amanecer”, rezando el Santo Rosario, meditando los Misterios de la Salvación, la vida y enseñanzas de cuatro santos marianos: San Luis María Grignion de Montfort, San Maximiliano María Kolbe, Santa Teresa de Calcuta y San Juan Pablo II.
El diácono Dario Garcia es coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Hickory.