"Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y es puesto para intervenir en favor de los hombres en aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin de ofrecer dones y sacrificios por los pecados.
Él puede mostrarse indulgente con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque Él mismo está sujeto a la debilidad humana. Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino también por sus propios pecados. Y nadie se arroga esta dignidad, sino es llamado por Dios como lo fue Aarón" (Hebreos 5,1-4). El texto bíblico anterior expresa claramente la realidad sobre el llamado de Dios a algunos para el servicio de su iglesia.
En la escritura misma encontramos personas que fueron llamadas al servicio de Dios. Un ejemplo es el profeta Amós quien dirá de sí mismo "yo no era profeta ni hijo de profeta, yo era un pastor y vendedor de higos, pero el Señor, me tomó de detrás del rebaño y me dijo: ve y profetiza en mi nombre a mi pueblo Israel" (Amós 7, 14-15). Y ahondando un poco más en la vida de este profeta, encontramos que le tocó vivir en un tiempo en que el reino de Israel atravesaba por una época de una notable prosperidad y bonanza tanto en lo económico como en político y militar. Pero con esta prosperidad vino un desequilibrio social. En contraposición del lujo desmedido de los adinerados de ese tiempo, había una gran masa del pueblo de Israel viviendo en la miseria, en la opresión y en la injusticia de jueces corruptos.
En estas circunstancias históricas fue que Amós desempeño su ministerio profético en Israel. El punto central de su predicación fue una implacable crítica a la sociedad israelita por sus pecados contra la justicia social. Y así fue que él respondió al llamado del Señor para anunciar a Dios, que en su justicia es imparcial y no se olvida de las necesidades de sus hijos. Amós fue también inspirado por Dios para hablar de los excesos en el ámbito religioso, denunciando un culto de ceremonias espléndidas, pero vacías de la auténtica religiosidad y fe. Una religiosidad que cerraba los ojos ante la violencia y la explotación de los más débiles.
La Madre Iglesia conserva las palabras del profeta Amós en las Escritura, como una invitación a sus lectores a mirar más allá de lo que todo mundo ve, una invitación a descubrir en la aparente calma de hoy día, las posibles tormentas que se avecinan, a develar los dramas que aquejan al pueblo de Dios en nuestro tiempo.
Dramas como la violencia contra la vida humana desde su punto de concepción hasta la ancianidad, o la injusticia de género, la indiferencia ante el dolor y la necesidad de los demás que puede llevar a la complicidad con la iniquidad actual. Y es así que en cada época Dios llama a sus servidores para comunicar su amor y su mensaje de justicia al mundo. En nuestro tiempo Dios sigue llamando a sus hijos e hijas para seguirle más de cerca en una vida consagrada a su servicio y a hablar a su pueblo de parte del Señor para traer esperanza, consuelo, reconciliación y perdón.
Es también muy importante que todos oremos por nuestros sacerdotes, religiosos y religiosas. Es urgente también orar por más vocaciones a la vida consagrada, ya que como dice el texto de Hebreos, las vocaciones surgen de entre el pueblo mismo. Las vocaciones surgen en las familias como la de cada uno de nosotros, no vienen de un lugar extraño. Dios llama desde la realidad de cada quien como lo hizo con Amós.
Bendiciones.
El Padre Fidel Melo es el Vicario Diocesano del Ministerio Hispano. El Padre Melo celebro este mes el veinte aniversario de su ordenación sacerdotal.