Me llamo Daniel Moreno, tengo 22 años y soy coordinador del grupo juvenil Génesis de la parroquia Nuestra Señora de Gracia en Greensboro.
Empecé este grupo juvenil hace cuatro años, cuando tenía 18, porque veía la necesidad de los jóvenes. Durante las Misas en la parroquia, las clases de catecismo y las actividades de la comunidad en general, podía ver a muchos jóvenes, pero no había algo de seguimiento para que pudieran crecer más en la fe.
Con la experiencia de mi adolescencia en un grupo juvenil y los siete años participando con la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Charlotte, he podido aprender la mejor manera de acercarme a los jóvenes.
Ellos, los mismos jóvenes, han sido los mejores maestros para mí. Me han enseñado a enamorarme de Dios y, a la misma vez, me han mostrado la manera de conducir a otros jóvenes a acercarse a la Iglesia y finalmente, al igual que yo, a enamorarse de Dios.
Durante estos cuatro años, el grupo juvenil que conduzco ha salido adelante. La fórmula para lograr esta meta es muy sencilla y quiero compartirla con todos ustedes: A los jóvenes debemos hablarles de la misma manera que los apóstoles hicieron en los principios de la Iglesia: hablándoles al corazón y con la verdad.
A nuestros jóvenes debemos mostrarles que hay que perder el miedo de ser llamado “católico”, miedo de no ser uno mismo, miedo de ser juzgado, miedo de seguir a Dios.
Con la verdad, debemos dejar que Dios haga su obra y que ellos abran su corazón, tan solo un poquito, al Señor.
En realidad, no creo que sea necesario enseñarles teología y filosofía complicadas, sino simplemente utilizar explicaciones sencillas, tal y como es el amor de Dios.
Así es como Dios puede entrar en sus corazones. Así ellos podrán escuchar su llamado y dejarán que Él les enseñe su camino.
En el peor de los casos ahora mismo no escucharán el llamado de Dios, pero en su debido momento lo sentirán.
Desde mi punto de vista, hay muchas otras formas para llegar a los jóvenes hoy en día. Hay que utilizar los recursos que nos brinda la sociedad.
Al igual que Jesús, podemos valernos de los medios que mucha gente usa para hacer el mal y utilizarlos para el bien y llamar la atención de los jóvenes.
Finalmente, no me cansaré de repetir que lo importante es hacer lo mismo que los apóstoles hicieron: enseñar con la simple verdad.
Como San Francisco de Sales dijo: “Nada es más fuerte que la humildad, nada es tan humilde como la fuerza real”.
Daniel Medina es coordinador del grupo juvenil en la parroquia Nuestra Señora de Gracia en Greensboro.