El próximo Miércoles, 6 de Agosto, la Iglesia celebrará una maravillosa fiesta, la fiesta de la Transfiguración de Nuestro Señor. Esta fiesta, como todas las fiestas de la Iglesia, nos revela a nosotros algo muy importante acerca de la naturaleza de Cristo, así como también la naturaleza de la misión de la Iglesia.
Todos sabemos lo que ocurrió durante la Transfiguración, cuando los Apóstoles Pedro, Juan y Santiago miraron la cara de Jesús esta se volvió "brillante como el sol" y su túnica se volvió "blanca como la luz." Esto señala el significado de la palabra "transfiguración," lo que significa el cambiar de apariencia, usualmente a una mejor apariencia. En realidad la apariencia de Jesús cambió durante la Transfiguración, pero este cambio no solo fue un cambio de apariencia física. No, este cambio de apariencia les mostró a los Apóstoles, y nos muestra a nosotros también quien es Jesús.
Cuando Jesús caminó por la tierra en carne y hueso, lo más seguro es que, más o menos, Él parecía como cualquier otro ser humano. Sin embargo, la Transfiguración revela que Jesús no es un ser humano cualquiera. Claro que Él parece como un ser humano, y Jesús también tiene una naturaleza humana como nosotros (en todo menos en el pecado), pero eso no es todo lo que Jesús es. Jesús también es el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, la Palabra Eterna de Dios, quien tiene una naturaleza divina la cual está eternamente unida a su naturaleza humana. Este es el misterio que Jesús revela parcialmente a los Apóstoles durante la Transfiguración. Al ver ellos a Jesús transfigurado, ellos entonces experimentan un vistazo pequeño a la gloria que rodea siempre a la divinidad de Jesús.
Pero como si no fuera suficiente con un vistazo de su gloria, Jesús revela más cosas a sus Apóstoles durante este misterio. Primero, ellos ven a Jesús en su gloria y conversando con Moisés y Elías. Moisés representa la Ley, la Ley que guio al pueblo de Dios hasta el cumplimiento final de la revelación de Dios en Cristo, y Elías, quien representa a los profetas, todos ellos cuyas profecías indican finalmente a la Persona de Cristo. Después, los Apóstoles escuchan una voz proveniente de la nube, la voz del Padre declarando que Jesús es su Hijo amado.
¡Imagínense el estar ahí! ¡Imagínense ver y escuchar todas las cosas que Pedro, Juan y Santiago vieron y escucharon durante la Transfiguración! ¿Podemos estar sorprendidos que Pedro quería poner tres tiendas y quedarse en la cumbre de la montaña? Pedro, al ver la gloria de Dios, no tiene ningún deseo de volver a la normalidad de las cosas como eran antes. Pedro quiere quedarse ahí y disfrutar del amor y la alegría de un Jesús glorificado, y no regresar a los problemas y la lucha de la vida diaria.
Nosotros también queremos eso. Queremos experimentar la alegría y la paz perfecta de Dios aquí y ahora mismo en la tierra. Oramos para que nuestras vidas sean felices y tranquilas, y para que no experimentemos ningún tipo de sufrimiento o tragedia.
Sin embargo, la realidad de las cosas es que a Pedro no se le permitió quedarse en la cima de la montaña. No, Pedro, Juan, Santiago y Jesús bajaron de la montaña y poco tiempo después de esto Jesús va a Jerusalén en donde sufrió y murió. La Transfiguración es un regalo de Dios a los Apóstoles para que durante sus tribulaciones y momentos difíciles, ellos entonces tengan fe y confianza en la gloria y el poder de Dios. La Transfiguración es un preámbulo de lo que les espera a los Apóstoles si ellos siguen a Cristo a través de todos sus sufrimientos.
Y así también es con nosotros. Nuestra vida en este mundo está llena de dificultades y sufrimientos. Dios nos da regalos espirituales y gracias divinas para que en medio de nuestras tribulaciones, nosotros sepamos del poder de Dios y para que miremos con esperanza hacia la gloria que Él nos quiere dar a nosotros que lo seguimos a Él. Entonces, demos gracias por todas las gracias que Dios nos brinda, especialmente la gracia de su misericordia en el sacramento de la Confesión, y por la gracia de una unión con Él cuando recibimos la Eucaristía en estado de gracia. Permitamos que estas gracias que Dios nos da nos den la fortaleza durante nuestros sufrimientos para que después de haber sufrido con Cristo, haber seguido sus mandamientos y habernos arrepentido de nuestros pecados, seamos testigos de su gloria y permitamos que la gloria de Dios nos cubra por toda la eternidad.
El Padre Joshua A. Voitus es el Párroco de la Iglesia Saint Mary, Mother of God, en Sylva. El Padre Voitus celebra Misa de Vigilia Dominical en español todos los sábados a las 7 p.m.