HICKORY — Con la realización de cenáculos una vez al mes, la Misión del Santo Rosario se mantiene activa especialmente en las parroquias del vicariato de Hickory, dijo el
Diácono Darío García, coordinador del ministerio hispano de esa vicaría y director espiritual diocesano de ese movimiento apostólico.
El domingo pasado, añadió, el cenáculo que reúne a las comunidades de las parroquias de Newton, Hickory, Lenoir, Marion, Morganton y Mooresville, se realizó los salones de la iglesia de Hickory.
Un cenáculo, explicó el Diácono García, es la oración comunitaria característica de los movimientos consagrados al Corazón de María, y por consecuencia al de su hijo, el Sagrado Corazón de Jesús. El cenáculo, amplió, “nos recuerda la plegaria hecha por María con los apóstoles en el Cenáculo de Jerusalén para prepararse a la llegada del Espíritu Santo”. De esta manera, los miembros de la Misión del Santo Rosario siguen unidos con María en oración para pedir un nuevo Pentecostés que renueve la Iglesia, la humanidad, la Creación entera y a sus propios miembros.
El movimiento sacerdotal mariano de España afirma que “Los cenáculos en general, sirven a los movimientos marianos para orar con María. Por este motivo, es una característica de todos los cenáculos el rezo del Santo Rosario. Con él se invita a la Virgen a unirse a nuestra oración, se ora juntamente con Ella, mientras Ella misma va revelando a las almas el misterio de la vida de Jesús. El Rosario que rezan en los Cenáculos, secundando la urgente petición de nuestra Madre Celeste, es como una inmensa cadena de amor y de salvación con la que pueden envolver a personas y situaciones, y hasta influir sobre todos los acontecimientos de nuestro tiempo. Continúen orándolo, multipliquen los cenáculos de oración”.
Los cenáculos también sirven a los consagrados a ayudarse mutuamente a vivir la consagración al Inmaculado Corazón de María. En las reuniones se dedica una pausa a la meditación del libro del movimiento escrito por San Luis María Grignion de Montfort, una guía a la consagración que incluye reflexiones, meditaciones y textos marianos, distribuidos en treinta y tres capítulos para cada día de la preparación.
Finalmente, a través de los cenáculos se llama a todos a vivir la experiencia de una fraternidad auténtica, dejando de lado la soledad y el abandono.
Como explica el Diácono García, los cenáculos regularmente se llevan a cabo en los hogares de los miembros de la misión, siendo especialmente útiles para lograr la consolidación católica de la familia, y en su relación con otras familias viviendo auténticamente la fe. “Ahí se reza el Santo Rosario, se medita sobre la consagración, se examina el compromiso asumido, se vive la fraternidad y renueva la entrega al Corazón Inmaculado de María. Es una reunión muy bonita pues las familias, en la medida de sus posibilidades, llevan siempre algo para compartir. Pasamos juntos un tiempo muy hermoso como comunidades de fe”, dijo.
Si desea conocer más sobre la Consagración al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús, y/o establecer la Misión del Santo Rosario en su parroquia, por favor comuníquese con el Diácono Darío García al correo electrónico This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it..
— César Hurtado