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Catholic News Herald

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091120 virgenCHARLOTTE — Los venezolanos celebran a Nuestra Señora de Coromoto el 2 de febrero, cuando se recuerda la Fiesta de la Presentación del Señor; el 8 (Natividad de la Virgen María) y 11 de septiembre.

La fecha especial no solo se festeja en territorio venezolano. Los migrantes de ese país, que hoy buscan una mejor vida fuera de sus fronteras debido a la crisis económica y política por la que atraviesa la otrora rica nación petrolera, están dispersos por todo el mundo.
Charlotte, Winston-Salem, Greensboro y otras ciudades de la Diócesis de Charlotte acogen a miles de hermanos venezolanos que han encontrado paz y ventura en este generoso estado.

El año pasado la parroquia San Gabriel celebró una Misa que convocó a cientos de venezolanos que acudieron a rendir su homenaje a la Señora de Coromoto. Lamentablemente, en este año de pandemia las actividades se han visto reducidas o canceladas totalmente debido a las necesarias medidas sanitarias decretadas por las autoridades federales, estatales y locales.
pequeña reliquia

La reliquia de la Virgen de Coromoto mide 27 milímetros de alto por 22 de ancho y es de un material tipo pergamino o “papel de seda”. La Madre de Dios aparece pintada de medio cuerpo y está sentada sosteniendo al Niño Jesús en su regazo.

La Madre y el Hijo miran de frente con sus cabezas coronadas. Dos columnas unidas entre sí por un arco forman el respaldo del trono que los sostiene. Su apariencia es como la de haber sido dibujada muy finamente como un retrato en tinta china a base de rayas y puntos.

La Virgen cubre sus hombros con un manto y un velo cae simétricamente sobre sus cabellos, cubriéndolos devotamente.

Historia de la devoción

Los españoles llegaron a la región de Guanare hacia fines del siglo XVI. El 3 de noviembre de 1591, el Capitán Juan Fernández de León, fundó la ciudad del Espíritu Santo del Valle de San Juan de Guanaguanare, hoy ciudad de Guanare. La villa fue trasladada al lugar donde se encuentra hoy en el siglo XVII.

La historia del inicio de la devoción a la Virgen de Coromoto se centra en un grupo de indígenas de la región, la tribu de “los Coromotos”.
Esta tribu, con la llegada del hombre blanco, decidió partir del lugar para poder continuar con sus costumbres. Abandonaron sus tierras y se dirigieron al noroeste de la ciudad de Guanare, a un paraje cercano a la ribera del río Tucupido, donde por muchos años vivieron apartados de la ciudad.

Según cuenta la tradición, en el año 1651 la Santísima Virgen se le apareció al cacique de los Coromotos y a su familia. Les habló en su idioma diciendo: “Salgan del bosque y vayan donde están los blancos para que reciban el agua sobre la cabeza y puedan entrar en el cielo”.

El cacique, impresionado por el suceso y queriendo cumplir con los deseos de la Señora, comunicó las noticias de la aparición al español Juan Sánchez, quien pasaba por ese lugar porque estaba de viaje.

Ambos se pusieron de acuerdo y los indígenas fueron a vivir en un sector de tierra formado por el ángulo de la confluencia de los ríos Tucupido y Guanaguanare.

El español informó a las autoridades de la Villa lo que había ocurrido y ellas dispusieron que los indígenas se quedasen en ese lugar, y nombraron a Juan Sánchez como su encomendero. Allí vivieron por un tiempo para ser instruidos en la religión cristiana. Pero el cacique no logró adaptarse a su nueva forma de vida y decidió volver al bosque, junto a su familia.

Antes que se marcharse el cacique, un suceso marcaría el comienzo de la devoción a la Santísima Virgen de Coromoto. El 8 de septiembre de 1652, la Virgen nuevamente se le apareció al indígena rodeada de un aura luminosa. El cacique le dijo, “¿Hasta cuándo me quieres perseguir, ya no he de hacer lo que me mandas”. La Señora avanzó suavemente hacia él, el cacique trató de echarla de su choza y extendió su mano como para atraparla. Ella en ese momento desapareció, en el puño cerrado del indígena quedó una pequeña estampa con la imagen de la Virgen.

Después de ocurrir la aparición, el cacique partió al bosque, y la tradición nos dice que antes de morir se convirtió al cristianismo.

Al enterarse de lo ocurrido, Juan Sánchez mandó que fuese recogida la imagen, la cual colocó en su casa. Allí la Virgen era venerada por todos los pobladores de la región de Guanare.
En el año 1654, por orden del vicario Diego de Lozano, la imagen fue llevada al templo de la ciudad de Guanare.

El 1 de mayo de 1942 fue declarada Patrona de Venezuela por el Episcopado Nacional de ese país. El 7 de octubre de 1944 el Papa Pío XII la declaró ‘Celeste y Principal Patrona de toda la República de Venezuela’ y su coronación canónica se celebró tres siglos depués de la aparición, en 1952.

El Santuario Nacional a la Virgen de Coromoto fue declarado Basílica por Pío XII el 24 de mayo de 1949.
— César Hurtado Reportero. Colaboraron EWTN y ACIPRENSA

 

Oración de San Juan Pablo II

Y ahora con gran confianza en su maternal ayuda queremos hacer esta mañana el acto de ofrecimiento de todos los hijos de Venezuela a Nuestra Señora de Coromoto.

A Ti, Madre Santísima, que has sido la protectora de la fe del pueblo venezolano, te confío hoy la fe de este pueblo. Defiéndela contra los peligros del laicismo, de los ataques que la amenazan, del consumismo, de la visión horizontalista de la vida que atenta contra su vigor.

En tus manos, oh María, Madre de Cristo y nuestra, pongo las alegrías y las tristezas, las esperanzas y sufrimientos, los desvelos y necesidades de todas las familias venezolanas. Cuida en ellas la vida, aún la no nacida, protege a sus niños y jóvenes, conforta a sus enfermos y ancianos, aumenta el amor de los esposos, para que caminen siempre en la luz de tu Hijo y busquen la estabilidad de su unión en el sacramento. Asiste asimismo a las familias emigrantes, especialmente a las venidas de Cuba, de la República Dominicana, de Colombia, del Ecuador y de Europa, que son las más numerosas.

Te encomiendo, oh María, Madre de la Iglesia, a los ministros de tu Hijo, a las almas consagradas, a los que sintieron la llamada a su servicio y al de sus hermanos. Alienta sus anhelos apostólicos, afianza su fidelidad, inspírales deseos de santidad, acompaña su generosa entrega eclesial. Te confío también el problema de la escasez de vocaciones.
Inspira a esta Iglesia para que redoble su vitalidad, suscitando en su seno abundantes y selectas vocaciones. Bendice a cuantos con su trabajo honrado procuran el bienestar de los hermanos: al campesino y al obrero, al empresario y al artesano, a los profesionales y a quienes tienen responsabilidades de dirección en la sociedad. Ayúdales a ejercer su misión con gran sentido de honradez, diligencia y moralidad, escuchando el fuerte clamor de justicia que brota de tantos corazones.

Virgen Santa de Coromoto, en unión colegial con mis hermanos obispos de Venezuela, te pido: ilumina los destinos de Venezuela; guía esta noble nación, por los caminos de la paz y del progreso cristiano; ayuda a todos sus hijos, para que de la mano con Cristo, nuestro Señor y Hermano, caminen hacia el Padre común en la unidad del Espíritu Santo. Amén.