Dos hombres fueron ordenados diáconos transicionales el 17 de julio

CHARLOTTE — "Están siendo ordenados diáconos en un viernes, día de la semana en el que especialmente conmemoramos el sacrificio del Señor en el Calvario, cuando Él se hizo siervo de todos por su amor por nosotros y por nuestra salvación", dijo el Obispo Peter J. Jugis a los seminaristas Juan Miguel Sánchez y Joseph Wasswa.

"Mantengan a Jesús y su testimonio de servicio ante vuestros ojos y Él hará que vuestro servicio como diáconos sea fructífero para el Reino de los Cielos".

Sánchez y Wasswa se convirtieron en flamantes diáconos de la Diócesis de Charlotte y el 17 de julio dieron un paso adelante en su camino al sacerdocio, durante una Misa de dos horas de duración que se celebró en la Iglesia San Marcos en Huntersville.

El Padre Christopher Gober, director diocesano de vocaciones, atestiguó la preparación de los dos hombres, que fueron llamados a presentarse frente al Obispo Jugis en las escalinatas del altar durante el inicio del rito de ordenación.

"Hoy recibimos con corazones alegres hoy el regalo del Señor de dos nuevos diáconos para la Iglesia", dijo el Obispo Jugis durante su homilía. "Se convierten en ministros sagrados ordenados a través de la imposición de manos y la oración de ordenación, y entran en el ministerio oficial de la Iglesia: el ministerio de salvación que Jesús comisionó a su Iglesia para llevar a cabo hasta el final de los tiempos".

Esta ordenación es posible debido a un llamado divino que comenzaron a recibir hace años, les dijo el Obispo Jugis a los dos hombres.

“El Señor comenzó a darles gracias especiales, manifestando así Su amor por ustedes de una manera especial. Lo que dijo una vez a los Apóstoles, que escuchamos en el Evangelio de hoy, también es cierto para ustedes. "No son ustedes quienes me han elegido, sino yo quien los ha elegido a ustedes".

"Ustedes han sido elegidos por el Señor, entre muchos discípulos de la Iglesia, para ser impresos con el carácter especial de las órdenes sagradas, que los configuran a ustedes a Cristo, el Siervo”.

"Han sido amados por Cristo, amados por Dios para esta orden especial y Dios mediante, y solo por esa elección de Dios, espero que puedan llegar a la ordenación del sacerdocio".
El Obispo Jugis también les dijo que el ministerio del diaconado es un ministerio de servicio, describiendo las funciones y responsabilidades a las que han sido llamados.
Después de la homilía, Sánchez y Wasswa afirmaron públicamente frente al obispo sus intenciones de servirlo a él y a la Iglesia. Luego se postraron ante el altar, mientras el Obispo Jugis se arrodillaba en oración con ellos y la feligresía, recitando la Letanía de la Súplica (también conocida como la Letanía de los Santos).

Luego, Sánchez y Wasswa se levantaron y, uno a uno, se acercaron al obispo. Él posó sus manos en cada una de sus cabezas y elevó la oración de ordenación sobre ellos, consagrándolos así como diáconos.

Los flamantes ordenados diáconos fueron investidos con una estola, signo de la oficina de servicio del diácono; y la dalmática, prenda exterior utilizada en la liturgia. El Diácono Juan Miguel Sánchez fue investido por el Padre Alfonso Gámez de la Iglesia San Marcos en Huntersville y el Diácono Joseph Wasswa por el Diácono James Mazur de la Iglesia Sagrado Corazón en Salisbury.

Luego, los recién investidos diáconos se acercaron nuevamente uno a uno al santuario, recibiendo el Libro de los Evangelios de manos del Obispo Jugis, así como el reconocimiento y bienvenida a su nuevo rol en la Iglesia.

Los dos diáconos podrán ahora proclamar el Evangelio en Misa, predicar por invitación del sacerdote, preparar el altar para el sacrificio de la Eucaristía, distribuir el Cuerpo y la Sangre del Señor a los fieles, administrar bautismos, oficiar matrimonios, llevar el Viaticum a los moribundos, realizar ritos funerarios, instruir a los creyentes y no creyentes en la doctrina de la Iglesia, presidir oración pública y realizar obras de caridad.

Alrededor de una docena de miembros del clero participaron en la Misa y se acercaron a felicitar a los nuevos diáconos.

"Al ser ordenados diáconos de la Iglesia, ustedes traen su amor por Jesús", dijo el Obispo Jugis a los nuevos diáconos, "y deben dejar que ese amor por Jesús continúe creciendo y sea su pilar principal mientras se consagran a Él en el sacramento del Orden Sagrado".

— Catholic News Herald

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Diácono Joseph Wasswa

Parroquia de origen: Sagrado Corazón, Salisbury

Lugar de nacimiento: Kalisizo, Uganda

Fecha de nacimiento: 22 de noviembre de 1988

Creció en: Kalisizo, Uganda

Familia: Padres: Henry Gideon Kisekulo y Antonietta Namaganda; Hermanos: Florence, John Vinay, Robert, Olivia, Salome, Josephine, y Julian

College: Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino, Katigondo- Masaka, Uganda

Título: Bachiller en Filosofía

Pre-Teología/Teología: Pontificia Universidad Josephinum, Columbus, Ohio
Asignaciones de verano en la diócesis: Iglesia Sagrado Corazón, Salisbury; Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, Monroe; Iglesia Santa Ana, Charlotte; Iglesia Santa María, Sylva; e Iglesia Santo Tomás de Aquino, Charlotte

CNH: ¿Cuáles son algunos de sus intereses o aficiones?
Wasswa: Fútbol, películas, lecturas espirituales, jardinería y juegos de mesa.

CNH: ¿Cuándo te diste cuenta de tu vocación al sacerdocio?
Wasswa: En cuarto grado; estaba muy apegado a mi parroquia y me sentía muy bien estando en la iglesia con sacedotes y seminaristas. Mientras estaba en sexto grado, durante la Misa de Confirmación, era muy claro para mi que el Señor me pedía discernir por el sacerdocio.

CNH: ¿Quién lo ayudó (fue su mentor) o le dio un buen ejemplo para seguir durante los años de discernimiento y seminario?
Wasswa: Mis padres, mis hermanos, mis amigos sacerdotes y las casas de formación por las que pasé.

CNH: ¿Tiene algún comentario que quisiera compartir con nuestros lectores sobre su ordenación como diácono transicional en la Diócesis de Charlotte?
Wasswa: Estoy muy agradecido por el increíble apoyo que he recibido de la gente de toda la diócesis, y estoy ansioso por servirles con todo mi corazón y poder guiarlos al cielo.

Diácono Juan Miguel Sánchez

Parroquia de origen: Iglesia San Francisco de Asís, Lenoir

Lugar de nacimiento: Ixtlahuacán del Río, México

Fecha de nacimiento: 1 de diciembre de 1984

Creció en: Ixtlahuacán del Río y la ciudad de Guadalajara hasta los 20 años, luego se mudó a Charleston, S.C.

Familia: Padres: Ignacio Sánchez Yañez and María García Pérez; hermanos: Rosario, Dolores, Teresa, Pedro, Jesús, Luis, Aurora, Guadalupe, Martín, Ignacio, Leonardo, Andrés, Edith y Lizbeth

Universidad: Pontificia Universidad Josephinum, Columbus Ohio

Título: Bachiller en Artes, Humanidades y Filosofía

Teología: Pontificia Universidad Norteamericana, Roma

Asignaciones de verano en la diócesis: Iglesia San Eugenio, Asheville; Iglesia Santo Tomás de Aquino, Charlotte; Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, Monroe; Iglesia San Juan Bautista, Tryon; e Iglesia Santa Teresa, Mooresville

CNH: ¿Cuáles son algunos de sus intereses o aficiones?
Sánchez: Me gustan las caminatas, hacer algunas manualidades y arte, dibujar y hacer caligrafía. También me gusta cocinar y hacer algo de jardinería.

CNH: ¿Cuándo se dio cuenta de su vocación al sacerdocio?
Sánchez: Cuando tenía alrededor de ocho años y estaba sirviendo como monaguillo.

CNH: ¿Quién lo ayudó (fue su mentor) o le dio un buen ejemplo para seguir durante los años de discernimiento y seminario?
Sánchez: El Padre Julio Domínguez (de la Diócesis de Charlotte).

CNH: ¿Tiene algún comentario que quisiera compartir con nuestros lectores sobre su ordenación como diácono transicional en la Diócesis de Charlotte?
Sánchez: Es un honor para mí ser parte de la Diócesis de Charlotte y espero poder servir a la comunidad.

"Mantengan a Jesús y su testimonio de servicio ante vuestros ojos y Él hará que vuestro servicio como diáconos sea fructífero para el Reino de los Cielos".

Esta ordenación es posible debido a un llamado divino que comenzaron a recibir hace años, les dijo el Obispo Jugis a los dos hombres.

Alrededor de una docena de miembros del clero participaron en la Misa y se acercaron a felicitar a los nuevos diáconos.

— Catholic News Herald

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Diácono Joseph Wasswa

Parroquia de origen: Sagrado Corazón, Salisbury

Lugar de nacimiento: Kalisizo, Uganda

Fecha de nacimiento: 22 de noviembre de 1988

Creció en: Kalisizo, Uganda

Familia: Padres: Henry Gideon Kisekulo y Antonietta Namaganda; Hermanos: Florence, John Vinay, Robert, Olivia, Salome, Josephine, y Julian

College: Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino, Katigondo- Masaka, Uganda

Título: Bachiller en Filosofía

CNH: ¿Cuáles son algunos de sus intereses o aficiones?
Wasswa: Fútbol, películas, lecturas espirituales, jardinería y juegos de mesa.

Diácono Juan Miguel Sánchez

Parroquia de origen: Iglesia San Francisco de Asís, Lenoir

Lugar de nacimiento: Ixtlahuacán del Río, México

Fecha de nacimiento: 1 de diciembre de 1984

Creció en: Ixtlahuacán del Río y la ciudad de Guadalajara hasta los 20 años, luego se mudó a Charleston, S.C.

Universidad: Pontificia Universidad Josephinum, Columbus Ohio

Título: Bachiller en Artes, Humanidades y Filosofía

Teología: Pontificia Universidad Norteamericana, Roma

CNH: ¿Cuándo se dio cuenta de su vocación al sacerdocio?
Sánchez: Cuando tenía alrededor de ocho años y estaba sirviendo como monaguillo.

Conversación con el Diácono Juan Miguel Sánchez

Conversación con el Diácono Juan Miguel Sánchez

CNH: ¿Cómo fue su infancia?

Diácono Juan Miguel Sánchez: Crecí en una granja, en lo que llamamos nosotros un rancho. Soy el número doce de quince hermanos. Siempre crecí rodeado de sobrinos y hermanos. La educación allí, en el pueblo, era básica. Nosotros nos dedicábamos a la agricultura, a la casa. Cuando tenía 8 años, mi papá decidió llevarnos a la ciudad de Guadalajara para que tuviéramos mejor calidad de educación. Ese fue un cambio drástico, del campo a la ciudad.

A los 12 años empecé a trabajar en una carnicería. Trabajaba en las mañanas e iba a la escuela por las tardes. Así lo hice hasta los 16 años y, al terminar la secundaria, tenía la ilusión de estudiar arquitectura y diseño, pero vi los costos, lo que se invertía, y no podía costearlo ni con el trabajo que tenía, por lo que decidí seguir trabajando en la carnicería.

CNH: ¿Mostró de niño algún interés por el sacerdocio?

Diácono Juan Miguel Sánchez: En el campo nunca serví. Cuando nos mudamos a la ciudad, la parroquia quedaba a unas cuantas cuadras. Como niño nuevo me empezó a llamar la atención la labor del sacerdote y lo veía más seguido, estaba más cerca. Conocí al Padre José Luis Conchas y él me invitó a ser monaguillo.
Comencé a servir y fue un gran cambio. Me di cuenta que era interesante la vida del sacerdocio, pero me daba un poco de temor porque veía que el padre vivía solo. Mi mamá, que vio el interés, me preguntaba en ese entonces sí me gustaría ser sacerdote.
Seguí sirviendo hasta después de tres años hacer mi primera comunión. Después me integré a los grupos de adolescentes, juveniles, y se me hacía fácil platicar con los sacerdotes nuevos que venían.

CNH: ¿Pero, en el camino habían novias y fiestas?
Diácono Juan Miguel Sánchez: Si, un poco de todo. Novias, fiestas, pero siempre tenía presente la moralidad que me inculcó mi familia. Pienso que una de las mejores enseñanzas que he tenido es que mis papás siempre le dieron mucho valor a la Misa. Mi papá es muy estricto con el horario de la Misa. Me decía, “tienes que llegar antes de que comience la misa, si llegas después ya no te vale. El mandamiento dice oír misa entera”. Él esperaba que saliera por la puerta para ver si iba a llegar a tiempo, sino me hacía esperar a la Misa que seguía. ¡Menos mal que habían varias!
Aparte, también rezábamos el Rosario todas las noches antes de dormir. Como niño, el Rosario me sonaba tedioso; pero después todas esas cosas son como semillitas que uno aprecia cuando crece. Todo eso va dando fruto con el tiempo.

CNH: ¿Cuándo vino a Estados Unidos?
Diácono Juan Miguel Sánchez: A los 20 años me vine a Estados Unidos. Llegué a la casa de mi papá en California y luego me trasladé a Carolina del Sur, a Charleston, donde comencé a trabajar en construcción con mis hermanos más grandes. Yo tenía un plan: 25 años, mi casa mi carro y casado.
Trabajé en construcción haciendo casas y locales comerciales, la mayoría del tiempo en el bloque, ladrillo, concreto, estuco.
En el ambiente de trabajo siempre era llegar a casa y tomarse una cervecita. Había el ambiente de ir a la discoteca, pero siempre nos organizábamos y teníamos al conductor “resignado”. Pude ver cosas que no estaban bien. Gracias a Dios me sirvió, fue una experiencia y me será útil en el futuro para ayudar a los feligreses.

CNH: ¿Cómo llegó al Seminario?
Diácono Juan Miguel Sánchez: Por 2010 yo seguía yendo a Misa, era importante para mí. No era una costumbre, era algo que necesitaba dentro de mí. Mis hermanas, que daban catecismo, me invitaron para ofrecer charlas los domingos. Yo siempre les decía que no podía, me escapaba, que estaba muy ocupado.

Otras personas en la parroquia me invitaron a vivir un encuentro Emaús. A tanta insistencia les dije que si. Y llegar al encuentro fue experimentar cosas, fue como que algo cambió. Ver el servicio de los hermanos y estar envuelto en eso fue sorprendente.

Después de eso dije “tengo que hacer algo”. Vivir esta experiencia y no hacer nada no estaba bien. Siempre criticaba los retiros y decía que un retiro no puede ser “una llamarada de petate”. Entonces entré a la catequesis y, después de quince minutos de platicar con el Padre Julio Domínguez, que había llegado de visita a Charleston, me invitó a considerar la vocación de ser sacerdote. Hablamos frecuentemente por teléfono casi por medio año y decidí que no me iba a quedar con esa espinita y me iba a presentar al seminario. Tuve que ingresar a la escuela para pasar el GED y después de un año llené las aplicaciones, fui a las entrevistas con los sacerdotes y me aceptaron.

Entré al seminario en 2013. Vendí todo, mi casa, el coche de trabajo y me fui al seminario en Columbus, Ohio. Ahí viví con los más adultos, aunque tomaba clases con los más chicos.

En 2017 me enviaron a Roma. Fue una bonita experiencia aprender otro idioma, explorar y conocer Italia y los países alrededor, pero siempre la casa llama y deseaba regresar aquí.

CNH: ¿Tuvo momentos de duda durante tu formación en el seminario?
Diácono Juan Miguel Sánchez: Yo creo que en todos debe haber momentos de crisis que nos sirven para crecer, para ahondar y conocer más de Dios. El seminario lo veo como una relación de novios, de repente estás muy bien y de repente hay como una pelea. Hay momentos en que uno se siente muy bien y otros en que se siente un poco alejado. Pero siempre sentí mucha paz, mucha tranquilidad y encontré mucho más de lo que deje.

CNH: ¿Está listo para trabajar en la comunidad?
Diácono Juan Miguel Sánchez: Regresaré a Roma como diácono y tendré la oportunidad de servir en una parroquia, en una casa. Espero, si Dios me lo permite, estudiar un poco de bioética. Estaré en Roma por un año y quisiera regresar a servir.
La centralidad de mi ministerio será la Eucaristía. La confesión me llama mucho la atención, también la unción de los enfermos pues siempre he tenido el gusto por ir a los hospitales. Quiero fomentar el respeto a la vida, trabajar con las comunidades. No sé, un poco de todo, donde Dios me ponga, donde más me necesiten. Quiero estar luchando para que todos obtengan la promesa de la vida eterna.