El Espíritu Santo descendió en la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación
CHARLOTTE — Ni la intensa lluvia impidió que la fiesta de Pentecostés tomara verdadera forma de celebración católica el pasado domingo 9 de junio en la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, al noroeste de Charlotte.
Durante la Misa de 11 de la mañana, cientos de fieles entonaron la canción del ofertorio ‘Gracias Señor’ en idioma inglés, francés, swahili, igbo, yoruba, hausa, zulú y español, recordando la llegada del Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego sobre los Apóstoles, permitiéndoles hablar en muchos idiomas (Hechos 2: 1,11).
Al son de tambores y un magnífico coro, el Santo Sacrificio de la Eucaristía dio inicio con una procesión que abrieron danzantes ataviadas con trajes tradicionales de diferentes etnias de África, seguida por un bosque de banderas que representaba las nacionalidades de los fieles de la parroquia. Luego desfiló un grupo de jóvenes graduados de diversos niveles educativos, para cerrar con el paso de niños portando dones del Espíritu Santo que antecedieron el ingreso del celebrante y los servidores del altar.
Después de los ritos de inicio vendría la presentación del Libro del Evangelio, una tradición del oeste de África. Danzantes al ritmo de tambores acompañaron a una mujer que llevaba en sus manos el Libro del Evangelio, quien se lo entregó al celebrante, padre Innocent Amasiorah, sacerdote invitado que regularmente trabaja en el Ministerio del Campus Católico de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte.
Durante su homilía, el Padre Innocent dijo que “hoy es una fiesta para dar gracias”, pues en este día muchos pueblos, de muchas religiones, llegan hasta Jerusalén a celebrar Pentecostés.
“Dios nos ha dado este día como manifestación de su Gloria en la vida de las personas y en todo el mundo”, añadió.
Para nosotros los cristianos, señaló, “la fiesta de Pentecostés toma un nuevo significado con la llegada del Espíritu Santo”, lo que la hace muy importante, tanto así como para ser la segunda fiesta en importancia dentro del catolicismo, “solamente precedida por la Semana Santa”.
“Porque si Cristo nació, de manera milagrosa, y luego murió y no fue resucitado después de morir, todo hubiera terminado ahí”, pero Cristo fue encarnado y resucitado, “en esencia el mismo milagro que explica su llegada a nosotros”.
Luego el Padre Innocent dio cuenta de las innumerables veces en las que se relata la presencia del Espíritu Santo en las Escrituras, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Haciendo un recuento desde el Libro del Génesis hasta el Apocalipsis, incluyendo también lo que relata la Sagrada Tradición de la Iglesia, dijo que “El Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad”, Dios en esencia, es quizás la persona de la Trinidad que, pese a su importancia y presencia en nuestras vidas, con seguridad es la que “menos tenemos presente en nuestras oraciones”.
“Le rogamos a Dios Padre, pedimos a Nuestro Señor Jesucristo pero, ¿quién de nosotros le dedica una oración al Espíritu Santo?, preguntó.
Por ello, luego pidió a la feligresía que ore con mayor frecuencia y devoción al Espíritu Santo, especialmente ahora que la Iglesia, en términos generales, atraviesa momentos de confusión y ataques.
Al término de la Misa y después que el Padre Innocent se presentara y explicara sus ocupaciones regulares, los recién graduados que desfilaron al inicio de la celebración fueron llamados al frente y presentados a la congregación, mencionando sus logros académicos. Todos recibieron una cerrada ovación.
Algunos de los presentes se pusieron de pie para mencionar a sus hijos que también habían conseguido un logro académico al término de este año escolar.
Tras el desfile de salida, el Padre Innocent recibió el saludo de la feligresía en la puerta del templo.
Posteriormente, aprovechando la importante fecha, se realizó un festival internacional en el Centro de Vida Familiar adyacente a la parroquia.
Los organizadores agradecieron la colaboración de la familia parroquial, los miembros del ministerio de música, al Sr. Gary Mumford y sus tambores africanos, miembros de la comunidad de la Diáspora Continental Africana, miembros de la comunidad caribeña y, en general, a los miembros de todas las regiones de Estados Unidos.
Victoria Okonkwo, feligresa de la parroquia, nacida en Nigeria y que reside en Charlotte desde hace once años, dijo haber estado feliz en la celebración, “que es todo lo que importa”. “Esta Iglesia es para todos, para gente de Liberia, Nigeria, Ghana, Cuba, México, Filipinas, América y muchos otros países. Me he sentido como si estuviera en Nigeria. Todo es como tradicionalmente se hace en casa, en Nigeria”.
— César Hurtado, Reportero hispano
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