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Catholic News Herald

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CHARLOTTE ­— Promotoras de salud del Vicariato de Charlotte recibieron capacitación para detectar las señales de la violencia doméstica y brindar asistencia primaria de referencia a la población afectada por este mal social.

María Zuluaga, supervisora clínica de servicios para adultos de los servicios comunitarios de prevención y apoyo del condado Mecklenburg, tuvo a cargo el entrenamiento de las voluntarias.

Zuloaga, quien labora en el programa ‘Confianza’ que desarrolla el condado Mecklenburg para atender a las víctimas adultas de violencia doméstica y menores afectados por las relaciones violentas en el hogar, explicó a las promotoras las diferencias entre violencia familiar y doméstica, analizó estadísticas, dio cuenta de los signos a los que debe estar atenta la comunidad para detectar a posibles víctimas y determinó los pasos para actuar correcta, legal y rápidamente para evitar que el maltrato cause más daños a las víctimas.

La especialista enfatizó que donde ya existe violencia en una relación, “no se debe ofrecer consultoría de pareja”, puesto que la integridad física de la víctima está en riesgo.

“Es importante ayudar a las personas a entender que la violencia doméstica es algo que sucede con frecuencia en nuestra comunidad”, dijo, añadiendo que es “importante recordar que las relaciones saludables no incluyen abuso físico, emocional, económico, sexual, amenazas y no son normales en una relación familiar”.

“En todas las parejas hay dificultades, pero es necesario entender que una relación saludable no daña el autoestima”, subrayó

Por ello, dijo, es necesario recibir ayuda y mejorar así la calidad de vida de todos los integrantes de la familia y, por tanto, de la comunidad donde se vive.

Zuluaga dijo que el abuso en la pareja es “muy complejo” y a la víctima se le hace imposible entender la razón por la cual “la persona que supuestamente le quiere y ama, le maltrate y haga daño”.

Respecto a la demora de la víctima para reportar el maltrato señaló que permanecen en silencio en ocasiones porque “tienen la esperanza que el abusador va a cambiar”, por miedo, trauma psicológico, falta de claridad, estigma social, sensación de soledad, aislamiento, dependencia económica y otros motivos.

“Es necesario que las víctimas sepan que sí hay recursos en la comunidad y que podemos ayudarles a salir de la situación de abuso”, resaltó.

En cuanto a la recuperación de las víctimas, expresó que es posible lograr un éxito en esta tarea. Sin embargo, hizo notar que, en algunos casos, la persona abusiva aprende cómo causar daño sin dejar huellas. “Aprenden a estrangular sin dejar marcas externas. Los traumas son internos y generan impedimentos significativos, ya que se interrumpe el flujo de oxígeno al cerebro, causando daños cognitivos y físicos a las víctimas”.

“También hay opciones para las personas abusadoras”, añadió, pero un abusador no se hace de momento a otro, “es una persona que aprendió a vivir así; quizás lo vivió en su familia, es posible que haya sido abusado y normaliza lo que está haciendo porque no sabe qué otra cosa hacer. Se puede cambiar, es cierto, pero no es de la noche a la mañana. Es un proceso muy complejo”, aclaró.

Eduardo Bernal, coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Charlotte, dijo que el trabajo de las promotoras de salud “sigue la indicación del Papa Francisco de salir a la periferia”, entendiendo por periferia a nuestras comunidades que, por una u otra razón, no pueden llegar a la iglesia.

“Muchas veces cuando pensamos en salud vemos solo las cosas físicas, pero la salud va más allá, es integral, toma al ser como persona en sus aspectos social, espiritual, psicológico”.
“Estamos tratando de evangelizar con hechos, siendo ‘hospitales de campaña’, como dice el Papa Francisco, para llevar la sanación al mismo lugar, ahí, donde están los heridos, sin necesidad de recogerlos y trasladarlos hasta el hospital grande y, a veces, inaccesible”, dijo el coordinador, destacando que las promotoras de salud “están en la capacidad de detectar las reales necesidades de sus comunidades y llevar las soluciones más convenientes”.

— César Hurtado, Reportero hispano