CHARLOTTE — Los sacerdotes Gregorio Gay y Hugo Medellín ofrecieron una conferencia sobre el proceso de duelo el pasado sábado 12 de enero en las instalaciones de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe.
Para el Padre Gregorio Gay, vicario parroquial, una de las cosas que le llama la atención es “que el pueblo hispano carga mucho sufrimiento”, mayor que el de otras comunidades.
“Viene desde que las personas tienen que salir de sus pueblos de nacimiento dejando atrás familiares y sabiendo que no va a ser fácil verlos nuevamente”.
“Lo más triste es que mucha gente hispana es responsable del sufrimiento de su misma gente durante su viaje. Y al llegar a los Estados Unidos se dan cuenta que la vida no es un jardín de rosas, que hay muchas actitudes en contra de ellos y que parten, inclusive, desde la Casa Blanca, y esto causa más sufrimiento”.
En el duelo, señaló, tal vez lo más difícil es que uno tiene lidiar con la pérdida de un ser querido. “Más aún cuando este ser querido está lejos y uno no puede estar acompañando debido a su situación migratoria”.
Nosotros, dijo, “todos somos cristianos y creemos que con la muerte la vida no termina”. Ello está relacionado con el pasaje bíblico en el que Jesús se encuentra con la pérdida de su amigo Lázaro. Aquí se muestra el dolor del Señor y se entiende que se ofrece algo más cuando ordena a Lázaro que salga afuera y siga con vida.
“Las dificultades para manejar la muerte de un ser querido son reales y no podemos solo espiritualizarlas diciendo que todo va a estar bien porque Jesús mismo ha resucitado. Sí es cierto (que ha resucitado), pero el dolor es el dolor y tenemos que saber enfrentarlo para continuar viviendo la vida que Dios nos ha dado”, añadió.
“La muerte duele mucho más cuando el deudo está lejos”, y “lograr aceptar, entender es difícil”, dijo. “Pero, poco a poco, se puede llegar a aceptar la realidad de la vida de todos los seres humanos”.
El Padre Gregorio felicitó al Vicariato de Charlotte por organizar este ministerio tan importante. “Vamos participando en varias reuniones y la idea es que cada parroquia organice sus propios equipos para ayudar a los fieles que han experimentado la pérdida de sus seres queridos”.
Por su parte, el Padre Hugo Medellín, aclarando que no es psicólogo ni se intenta con esta charla ofrecer asesoría psicológica porque no están autorizados para ello, explicó que la presentación está basada en una charla previamente ofrecida al vicariato por el psicólogo David Rodas Orozco.
El P. Medellín, después de definir el duelo, sus mecánicas, efectos, riesgos y fases, pasó a enumerar las tareas que deben ocupar a los agentes de las pastorales de duelo, donde destacan el acompañamiento en oración, meditación, alimentación, ejercicio, horas de sueño, con el entorno de trabajo y familiar, entre otras.
PROCESO DOLOROSO
Respecto a la muerte, refirió que debemos entenderla como un proceso natural y dijo que particularmente el duelo está relacionado con el curso de la separación de un ser querido, “por lo que puede tratarse del fallecimiento de un familiar, una mascota o una separación dolorosa, como por ejemplo un divorcio”.
El dolor de la pérdida dijo, es biológico porque duele el cuerpo; psicológico porque duele la personalidad; social porque duele en la sociedad; familiar porque nos duele el dolor de otros; y también un dolor espiritual porque nos duele el alma.
“Ese dolor de la pérdida no mejora a corto plazo, al contrario empeora”, señaló, “y, a veces, nosotros lo empeoramos porque le decimos a la persona ‘tienes que ser fuerte’. Hay que tener en cuenta que nosotros estamos ahí para acompañar, no para tratar de reprimir las emociones de las personas que han sufrido una pérdida”.
La muerte, aseguró, destruye nuestra percepción del mundo en mayor o menor medida, dependiendo de la relación y cercanía que nos ligaba con la persona fallecida. “Por ello el efecto de la muerte es muy diferente en las personas. Algunos lloran, otros aparentan indiferencia, otros se involucran solo con los procedimientos y procesos legales y “otras personas reaccionan a la desaparición días, meses y hasta años después de ocurrida la muerte”.
El duelo, explicó, está relacionado con la aparición o empeoramiento de enfermedades, aumento de infecciones, trastornos psiquiátricos y el recrudecimiento de adicciones. “Alcohólicos Anónimos, por ejemplo, advierte siempre, que no se debe beber ni una gota para celebrar ni tampoco para llorar”, resaltó.
Respecto a la duración del duelo dijo que es un mito que “el tiempo lo cura todo”. “La verdad que el tiempo del duelo está relacionado con muchos aspectos, como la personalidad, la relación con el fallecido, su cercanía, dependencia, factores de la muerte, edad del fallecido y más”.
El Padre Medellín dijo que después de la primera fase del duelo, la negación del hecho, vienen la rabia, depresión y cicatrización para concluir en la aceptación, “donde se han realizado los cambios necesarios, se ha recuperado el nivel de funcionamiento de la persona y ésta ha aprendido a vivir para sí misma y sin la presencia del ser querido.
Al término de la cita, Eduardo Bernal, coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Charlotte, después de agradecer la gentileza de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe y los sacerdotes que condujeron la charla, invitó a los presentes a que se organicen y despierten la inquietud de llevar adelante comités eclesiales de la pastoral de duelo.
Para mayor información contacte a la Pastoral de Duelo del Ministerio Católico Hispano del Vicariato de Charlotte: Cecilia Jiménez 704-245-1403 o Eduardo Bernal 704-770-8342.
— César Hurtado, Reportero Hispano
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