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Catholic News Herald

Serving Christ and Connecting Catholics in Western North Carolina
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ncbishopsEl Obispo Peter Jugis y el Obispo Rafael Zarama, nuevo Obispo de Raleigh, han emitido una carta conjunta sobre la inmigración dirigida a los Católicos de Carolina del Norte.

Cada visitante que llama a nuestra puerta nos da la oportunidad de encontrarnos con Jesucristo, quien se identifica con los forasteros que son bienvenidos y rechazados a lo largo de la historia (Mateo 25: 35-43). El Señor confía al amor maternal de la Iglesia a toda persona obligada a abandonar su patria en busca de un futuro mejor. Esta solidaridad debe expresarse de manera concreta en cada etapa de la experiencia migratoria, desde la partida hasta el viaje, desde la llegada al retorno. Esta es una gran responsabilidad que la Iglesia tiene la intención de compartir con todos los creyentes, hombres y mujeres de buena voluntad.

-Papa Francisco, Mensaje por la 104 Jornada Mundial de los Migrantes Refugiados, 2018.

 

27 de abril de 2018

Mis hermanos y hermanas en Cristo,

Si bien es claro que el proceso migratorio tiene una gran necesidad de ser reformado, el tema de la política y aplicación de las leyes migratorias es al mismo tiempo complicado y emocional. Mientras que estamos de acuerdo que hay espacio para desacuerdos y discusiones sobre el tema, queremos recordar a nuestro más de un millón de católicos en Carolina del Norte la posición asumida por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), basada en la enseñanza social de la iglesia y, de esta manera, ayudar la reflexión personal y formación en estos temas.

El tema migratorio no es puramente político, es una preocupación moral que impacta la dignidad y los derechos humanos de todas las personas. Si bien debemos respetar nuestras fronteras y leyes, apoyamos especialmente una reforma a la política migratoria. Todos los días somos testigos de las consecuencias de un sistema que crea miedo y ansiedad en personas que se han convertido en una parte vital de nuestras parroquias y hacen importantes contribuciones en nuestras comunidades.

Como Católicos, abogamos por el reconocimiento que los inmigrantes merecen como miembros de la familia humana de Dios, y se les debe otorgar la dignidad apropiada como nuestros hermanos y hermanas en el Señor. Jesús mismo fue un refugiado y nos enseñó a dar la bienvenida al inmigrante, así como a darnos cuenta que cuando recibimos al extraño estamos dando la bienvenida a Cristo mismo.

Nuestras oficinas de Caridades Católicas permanecen listas para ayudar con alimentos y otras necesidades a todas las familias que se encuentren en apuros en estos momentos. En ellas continuaremos proveyendo Servicios Legales Migratorios a través de nuestro personal acreditado por la Junta de Apelación Migratoria del Departamento de Justicia. Estos representantes asisten familias y personas que buscan un estatus migratorio que les permita trabajar, reunirse con sus familiares o dar el paso para convertirse en ciudadanos que puedan contribuir con el bienestar de su familia y sociedad en conjunto. No aconsejaremos a nadie a que frustre o resista la aplicación de la ley, pero continuaremos brindando educación sobre los derechos legales de las personas.

En general, nosotros, los Obispos de Carolina del Norte y los Obispos de los Estados Unidos1, continuaremos trabajando para:

§ Encontrar una solución bipartidista que proteja a los ‘Soñadores’. Los aproximadamente 1.8 millones de ‘Soñadores’ que viven en nuestro país que fueron traídos de niños a los Estados Unidos. Ellos rinden culto con nosotros en nuestras Iglesias, sirven en el ejército, contribuyen a nuestra economía y brindan sus muchos talentos a la sociedad norteamericana. § Proveer un camino a la ciudadanía. Los ‘Soñadores’ solo conocen los Estados Unidos como su hogar y no se les debería negar la oportunidad de obtener la ciudadanía norteamericana para que participen completamente en la vida de nuestro pais. § Reconocer la Santidad de la Familia. La migración familiar es la base de nuestro país de la Iglesia. El Papa Francisco dijo que “La familia es la base de la coexistencia y un remedio contra la fragmentación social”. Reconocemos que las familias son lo que mantiene unido a Estados Unidos. Pedimos que se rechace cualquier legislación que amenace la inmigración familiar.

§ Reconocer el Derecho de las Naciones de Controlar Sus Fronteras. Mientras la enseñanza Católica en migración reconoce y respeta la soberanía de cada nación para regular sus fronteras, este derecho debe estar balanceado con el derecho de los migrantes vulnerables, como quienes buscan asilo y las víctimas de tráfico humano, para encontrar la protección que necesitan. La seguridad fronteriza debe ser proporcional e implementada con justicia.

§ Mantener la Protección para los Niños no Acompañados. Una solución para los ‘Soñadores’ no puede estar condicionada al trato de otros niños inmigrantes. Un acuerdo de este tipo sería desalmado e insostenible. Pedimos que se mantenga las protecciones existentes para niños no acompañados, las que ayudan a prevenir el tráfico, abuso de niños y garantizar el acceso de los menores a una atención adecuada.

Como miembros de la familia humana, cada individuo merece, y se le debe garantizar, la dignidad que no solo apoya y fomenta el bien común de nuestra sociedad, sino que también refleja la realidad de que todos somos fundamentalmente hermanos y hermanas en el Señor.

Que María, Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, Patrona de los Estados Unidos de América, nos cuide y interceda por nosotros ahora y siempre.

Reverendísimo Peter J. Jugis
Obispo de Charlotte
Reverendísimo Luis Rafael Zarama

Obispo de Raleigh

http://www.usccb.org/issues-and-action/human-life-and-dignity/migrants-refugees-and-travelers/backgrounder-on-daca.cfm