BELMONT — El Padre benedictino James Raber fue ordenado sacerdote por el Obispo Michael Martin, OFM Conv., en una Misa especial en la Basílica María Auxiliadora el sábado.
La Misa de ordenación fue un signo visible de la estrecha conexión entre la comunidad monástica benedictina y la Diócesis de Charlotte, con los monjes de la Abadía de Belmont, los sacerdotes y seminaristas de la diócesis, la comunidad del College de la Abadía de Belmont, las Hermanas de la Misericordia locales y otros religiosos que se unieron con amigos y familiares del nuevo sacerdote para la celebración.
El Obispo Martin calificó la reunión como "un momento icónico" en el que se "presencia la gracia de Dios en acción".
La ordenación del Padre Raber se produce 10 años después de que ingresó a la Abadía de Belmont para discernir una vocación religiosa, después de siete años de servicio en la Marina Mercante de los Estados Unidos. El ex navegante ingresó a la Abadía de Belmont en 2014 y profesó los votos perpetuos como monje benedictino en 2018.
El Padre Raber se desempeñará como capellán del campus en Belmont Abbey College, ministrando a los estudiantes y fomentando la fe.
EJEMPLO DE OBEDIENCIA Y ORACIÓN
En una homilía dirigida al monje benedictino, el Obispo Martin, también sacerdote de una orden religiosa, reflexionó sobre los dos temas de la Regla de San Benito, un conjunto de preceptos escritos por el fundador de la orden benedictina que rige la vida de sus monjes, la obediencia y oración.
"Esos dos pilares fundamentales en tu vida, James, llegan a un momento único ahora en tu ordenación como sacerdote", dijo el Obispo Martin. "¿Cómo debería ser eso al salir de aquí hoy como sacerdote de Jesucristo?".
Las lecturas de la Misa de ordenación ofrecen una respuesta, dijo.
La primera lectura del Libro de los Números (Capítulo 11) explica que Dios llama a ciertas personas al ministerio en la comunidad. En la segunda lectura, San Pablo les dice a los Corintios que los ministros deben predicar acerca de Jesucristo, a pesar de ser solo "vasos de barro". Y en la lectura del Evangelio de Juan, Jesús se describe a sí mismo como el Buen Pastor que conoce a sus ovejas y sus ovejas lo conocen a él.
"Dios te ha llamado, James, como benedictino para servir también a la Iglesia como sacerdote", dijo el Obispo Martin.
"Como religioso en una comunidad de hermanos y sacerdotes", dijo el Obispo Martin, a menudo preguntan por qué algunas órdenes religiosas tienen ambos tipos de miembros.
Un sacerdote de una orden religiosa no es un miembro que haya llegado "hasta el final" o que sea "de alguna manera mejor que" los hermanos de esa comunidad, dijo. Más bien, "usted, como sacerdote benedictino, está llamado a una responsabilidad que es aún mayor que la del resto de sus hermanos benedictinos. No es un estatus mayor, es una responsabilidad de vivir más públicamente lo que profesas como benedictino".
Eso significa seguir el consejo de San Pablo de predicar acerca de Jesús, no de uno mismo. "Es Cristo Jesús a quien representas. Nada más y nada menos", dijo el Obispo Martin.
"Esa realidad es poderosa, esa realidad es emocionante y esa realidad es abrumadora", reconoció el obispo, especialmente para todos los elegidos para el sacerdocio.
"Me parece notable su historia, cómo y qué le ha traído a esto hoy en este momento", continuó el obispo. Es "un hermoso ejemplo de cómo Dios quiere dar a conocer a su Hijo Jesús a través de este hombre, este marino mercante convertido en monje, que ahora ministra en un campus universitario llevando la Buenas Nueva, trayendo los dos pilares de la vida benedictina que el mundo no puede entender y no promueve: la obediencia y la oración".
Le dijo al nuevo sacerdote: "Puedes mostrar cómo la vida de Jesús se manifiesta de muchas maneras diferentes, y nos gloriamos en esa diferencia".
La descripción de San Pablo de los ministros como "vasos de barro" es adecuada para el padre Raber, también señaló el obispo. "Vaso" puede significar un barco, y la Iglesia también se describe a menudo como un barco.
"Su historia marítima une estos dos mundos: el del barco que es la Iglesia, este barco que está flotando en el mundo, pero está roto, es de tierra, a veces se desmorona", dijo.
La humildad significa admitir que somos débiles sin la fuerza de Cristo, dijo, y eso "nos llama a la obediencia y a la oración".
El Padre Raber está llamado a servir como una humilde presencia de Jesús a los demás, especialmente a los estudiantes, siguiendo el ejemplo del Buen Pastor.
"Deben estar en medio de ellos como su pastor", dijo el Obispo Martin, "para conocer y ser conocidos", enraizados "en la vida de obediencia y oración que les permite dedicarse a su obra".
"De eso se trata el pastoreo", dijo. "No se trata de ti. Se trata de una relación más grande, que se manifiesta sacramentalmente como sacerdote".
— Catholic News Herald. Fotos de Rolando Rivas.