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022625 Catalina¿Quién es Santa Catalina de Bolonia? Su nombre, que proviene de la lengua griega, significa “casta, pura”. He aquí otra chica con inquietudes espirituales a la que no le seducen los encantos y esplendores de los palacios reales.

Efectivamente, era hija de una familia ilustre de Italia. Vivía encantada con la princesa Margarita, hija de Nicolás de Est, marqués de Ferrara.

Desde que naciera en el año 1413, y se fue haciendo una joven muy guapa, notaba de día en día que su camino no era la corte ni las riquezas.

A la temprana edad de los doce años buscaba con anhelo en dónde ser mejor y hallar más pronto la perfección a la que Dios nos llama a cada ser humano.

Una vez que la princesa Margarita contrajo matrimonio, ella pudo respirar a pleno pulmón. Se había quedado libre de toda atadura a la corte.

Llegó para ella el momento en el cual, aunque con muchas dificultades, se decidió por entrar en el convento de las Terciarias de san Francisco de Asís.

La dejaron entrar, y ella se sintió más feliz que nunca. Al comenzar su vida de relaciones humanas con las hermanas, todas se quedaban contentas por su trato, sus atenciones personalizadas y por su grado de santidad y de bondad que reflejaba su lindo rostro, imagen de su casta alma. En el capítulo en el cual se elige a la madre abadesa, todas las hermanas pensaron casi unánimemente que la mejor sería Catalina.

En este convento estuvo toda su vida, hasta el año de su muerte que tuvo lugar en 1463.

Escribió muchos libros acerca de la piedad y de la vida religiosa. Todo el mundo, fino y atento a las cosas del alma, conoce su mejor libro titulado “Siete Armas Espirituales”. Ella, en su sencillez y con las mejores intenciones, se lo dedicó a todo aquel o aquella que sufra tentaciones.

Visionaria de MarÍa

En la Navidad de 1445, la santa le pidió permiso a su superiora para quedarse toda la noche en la iglesia del monasterio. Estando allí, rezó con fervor mil Avemarías. Al llegar la medianoche, una visión la sorprendió, según relata en el libro Vidas de los Santos el P. Alban Butler, pues apareció la Santísima Virgen, llevando en sus brazos al Niño Jesús cubierto con pañales”. La Madre de Dios se le acercó y puso al divino bebé en sus brazos. La santa, llena de alegría, lo acarició con mucha reverencia, lo estrechó cerca de su corazón y le dio un beso en el rostro.

No obstante, en el momento en que Santa Catalina de Bolonia intentó acercar sus labios a la boca del Divino Niño, “se esfumó la visión” y ella quedó “sumida en un gozo indescriptible”.

El Directorio Franciscano de santos indica que antes de morir, el rostro de Santa Catalina de Bolonia “se volvió hermoso y sereno” y murió tras pronunciar tres veces el nombre de Jesús. Su cuerpo fue desenterrado dos veces porque eran numerosos los milagros que los fieles obtenían con su intercesión. Se dice que sus restos expedían un suave perfume.

Finalmente, el cuerpo de la santa fue puesto en una urna de cristal, en una capilla del Santuario del Corpus Domini de Bolonia. Allí permanece sentada hasta nuestros días.

El Papa Clemente VIII la inscribió en el martirologio incruento y Benedicto XIII la llevó a la gloria de los altares.

— Condensado de ACI Prensa